Esa noche en La Boca nació el Topo Gigio: el 10 de Boca pateó un penal que atajó Costanzo y de cabeza marcó uno de los goles más icónicos de su carrera. Román corrió a sus compañeros, no festejó el gol y fue a la mitad de la cancha, de frente al palco donde se ubicaban los dirigentes de Boca, y se paró con sus manos detrás de las orejas, con gesto serio.
Ese joven de 22 años firmaba de esa manera uno de los gestos políticos más recordados de un futbolista hacia un dirigente. Mauricio Macri estaba justo enfrente de esos palcos, ya que estaba de licencia, pero sabía que ese gol estaba dedicado a él.
Durante esas semanas, Riquelme estaba pidiendo una mejora salarial luego de ganar en Boca la Libertadores 2000, la Intercontinental 2000 y tres torneos locales. Juan Román aún cobraba como cualquier otro juvenil.
Fue tan potente el Topo Gigio para la cultura de nuestro país que en 2019 fue el propio Macri quien utilizó ese gesto en un acto suyo previo a presentarse a la reelección que luego perdería frente a Alberto Fernández.
Post partido, a Román le preguntaron por el festejo y su respuesta estuvo a la altura de lo que hacía con la pelota en los pies: "Por nada en especial, porque a mi hija le gusta el Topo Gigio".