Opinión

Y un día, la Selección de la que no esperaba nada… lo hizo todo

Esta Argentina de Scaloni llegó a Brasil con la ilusión de romper la sequía, pero sin el peso de lograrlo. Con Messi como líder se ganó entrar en la historia.
Messi

Messi, la cara de una selección que entró en la historia. 

Curioso destino el de no esperar tanto de un equipo para conseguir la gloria. Como en México. La pandemia quiso que fuese en Brasil y en el inolvidable Maracaná. En ciudad de Dios iluminados por Diego. Ahora le decimos justicia poética.

Hubo señales durante la competencia de un equipo que fortalecía su espíritu de campeón. Y en la final, hubo mucho coraje. El partido que se presentaba por Messi y Neymar, tuvo en la Argentina a un equipo predispuesto a luchar.

Esta selección tuvo a un gran Messi y sin embargo no dependía de él. Si Messi era el que marcaba el camino de la presión, el resto del equipo de alineaba detrás de Leo.

Este equipo ya tenía piel con el pueblo futbolero antes de ser campeón, hoy se volvió inolvidable. No siempre la seducción en el hincha pasa por el juego, esta vez conquistó por la actitud. El fútbol en este equipo fue muy bueno de a ratos, el carácter estuvo siempre.

Scaloni, venciendo prejuicios que eran lógicos, se fue consolidando como entrenador. Sus grandes aciertos fueron los cambios bruscos que introdujo sin alterar la gestión del vestuario.

Apuestas fuertes como la del Dibu Martínez, Nico González o Cuti Romero, que fueron consolidando la personalidad del equipo. Bancó a resistidos como Di María, que hizo todos los méritos para ser titular en la final.

Logró persuadir a un histórico como Agüero que puede ser importante en situaciones puntuales, pero la intensidad que hizo al estilo no es compatible por ahora con su prestación.

Algo más de Di María, la resiliencia de un futbolista que confesó acudir a la terapia para soportar las críticas por las derrotas anteriores. Hoy el fútbol lo ubica en un lugar más acorde a su jerarquía.

Este plantel, en gran parte, se ganó un lugar en Qatar. El mundial está a la vuelta de la esquina. Y el estado de ánimo nos permite llegar mejor de lo pensado. Es cierto que Europa parece lejano, que están desarrollando un fútbol de control y pase que pareciera ser perfecto. Pero a la Argentina campeón de América después de 28 años, la moviliza la pasión. Un componente que hace grande al futbolista argentino. Desde esa pasión, y con un Messi sin cuentas por saldar, podemos dar otro golpe. Vale soñar.

Se habló de