Emocionante

Fiscal Delgado: "Nuestro aparato institucional está integrado por actores informalmente institucionalizados"

Federico Delgado
por Federico Delgado |
Fiscal Delgado: Nuestro aparato institucional está integrado por actores informalmente institucionalizados

Por Federico Delgado *

El caso “D’Alessio” adquirió una dinámica propia que trasciende al expediente penal en sí mismo. Su núcleo duro obviamente es un hecho delictivo, pero sus implicancias no se agotan allí.  Tan sólo lo que conocemos, a través de los medios de comunicación masiva, nos permite extraer algunas ideas que catalizan reacciones de diferente naturaleza. Me interesa enumerar algunas de ellas.

Por ejemplo, el devenir de los hechos revela con nitidez la existencia de una serie de prácticas invisibles que debilitan desde el subsuelo las raíces de la apuesta democracia, porque la democracia no se puede disociar de la luz pública y de los comportamientos anclados en la ley positiva que produce el Estado en representación de todos nosotros.

También nos deja en claro un drama de nuestra vida pública: el sistema de toma de decisiones que prevé la Constitución, envuelto en el lenguaje del derecho y en el horizonte del bienestar general, fue penetrado por intereses particulares de todo tipo. Algo de esto sostuve en “Injusticia” (Ariel 2018).

Sin embargo, ahora vemos con demasiada claridad que el aparato institucional de nuestro país está integrado por los funcionarios legalmente designados, pero también por actores informalmente institucionalizados que tienen voz y voto de facto en cuestiones que, por disposición de la ley, están reservadas en el plano de los principios a las instituciones. 

Aunque esa circunstancia parece lejana para el hombre de a pie, la cosa es precisamente al revés. En efecto, la idea de la Constitución es que nuestra vida se desenvuelva en los márgenes de la ley. Esta penetración del aparato institucional nos pone a todos en peligro, ya que las decisiones del Estado no se definen solamente en el marco de la institucionalidad.

Por lo tanto, lo que parece un problema lejano es un dron que en cualquier momento se puede detener en la vida de un ciudadano; sobre todo porque el botón de stop puede apretarlo directa o indirectamente quien pueda hacerlo, más allá de la ley.

Esos actores de hecho, además, concurren al espacio público apoyados en información obtenida por medios que, como hipótesis de mínima, son dudosos pero que tienen, en cada caso concreto, una densidad capaz de definir el punto en disputa.

Ellos pueden desequilibrar los debates en los que ingresan y en esa singularidad, que es su fortaleza, yace el riesgo para el sistema de derechos y garantías que nos protege a todos los ciudadanos.

En el período entre el otoño de 1901 y 1902, Lenin escribió un texto célebre "¿Qué hacer?". Lo cito porque escribió ese texto contra lo que el llamaba los “oportunistas” del partido que, de acuerdo con su perspectiva, iban a frustrar una gran oportunidad para el proletariado. 

Me interesa rescatar el concepto de “oportunidad”. Los argentinos en general, pero quienes aceptaron cargos públicos en particular, tienen la oportunidad de teorizar y desarrollar mecanismos para iniciar el camino que reconcilie a nuestra vida pública con la Constitución.

Ni siquiera esta vez existe la excusa de “no interferir en la justicia”, porque el juez federal Alejo Ramos Padilla, siguiendo el largo camino de la tradición republicana, concurrió a otro poder del Estado y puso en conocimiento del parlamento que había descubierto el sistema judicial. 

La justicia tiene demasiados problemas, pero la política tiene la chance de tomar el toro por las astas; es decir, dotar de autonomía a las instituciones para evitar que ellas sean una simple máscara de intereses particulares no siempre compatibles con la ley.

*Federico Delgado es fiscal federal, autor de "Injusticia" y coautor de "La Cara Injusta de la Justicia"