La mentirita

Barbijos y guantes: la nueva contaminación que trajo la pandemia salpica las calles y cubre los océanos

Jesica Mihelj
por Jesica Mihelj |
Barbijos y guantes: la nueva contaminación que trajo la pandemia salpica las calles y cubre los océanos

Vuelan, giran en el aire, recorren kilómetros según los designios del viento hasta depositarse en un rincón de tierra, en las alcantarillas e, incluso, en lo profundo del mar. Lo que parece un acertijo en verdad es una de las tantas problemáticas que trajo el coronavirus, en este caso ambiental. Guantes y barbijos son desechados sin miramientos luego de ser usados: es la contaminación COVID-19.

Si bien la recomendación de las autoridades del mundo es que la ciudadanía no compre barbijos descartables para no quitar recursos a los trabajadores de la salud que necesiten usarlos, los tapabocas con materiales plásticos colman las calles. Y con un condimento extra: ni se reciclan ni son biodegradables.

A24.com dialogó al respecto con Agustina Besada, una exploradora de National Geographic que cruzó dos veces el océano Atlántico para buscar soluciones internacionales. Con eso en mente fundó "Unplastify", una organización latinoamericana que busca informar y repensar la relación humana con el plástico.

“Es un material descartable no reciclable que permanece en el planeta por cientos de años. El problema con el plástico no es el material en sí, sino su uso y abuso, su exceso. En este momento está justificado por el riesgo de la salud pero, en muchos otros casos, no es necesario y pueden usarse alternativas reutilizables”, describió la especialista.

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Guante tirado en la calle (Foto: Archivo)
Guante tirado en la calle (Foto: Archivo)

Pero, ¿adónde va el plástico? “El plástico es un material indestructible que se descompone en partículas más pequeñas, que se llaman microplásticos, y esas partículas terminan en los lugares más remotos de nuestro planeta, en lo profundo del océano, en la Antártida e incluso en el aire. El 50% del oxígeno que respiramos proviene del océano y si éste se daña o cambia, la propiedad que tiene de liberar oxígeno se pierde”, explicó Besada.

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), el plástico causa estragos en los ecosistemas marinos y al menos 600 especies diferentes de vida silvestre están amenazadas por la contaminación y los microplásticos.

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Barbijos hallados en la costa del sur de Francia. (Foto: TheGloveChallengue)
Barbijos hallados en la costa del sur de Francia. (Foto: TheGloveChallengue)

Las máscaras y guantes usados se suman a un problema significativo: por lo menos 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos cada año, lo que representa el 80% de todos los desechos marinos, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

La problemática se agrava cuando los animales comen ese material e ingresa a la cadena alimenticia. “El plástico en el agua funciona como microesponja y atrae químicos tóxicos. Cuando el animal ingiere este microplástico, ingiere estos químicos que se transmiten por la cadena alimenticia y son muy dañinos para la salud”, señaló la exploradora.

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Los animales marinos confunden a los plásticos con meduzas y otros peces. (Foto: Archivo)
Los animales marinos confunden a los plásticos con meduzas y otros peces. (Foto: Archivo)

Los colores brillantes de los guantes de látex pueden ser confundidos como alimento. El año pasado se descubrió que un cachalote, muerto después de quedar varado en una playa en la isla de Harris, en Escocia, tenía casi 100 kilogramos de basura en el estómago, incluidos sogas, guantes de plástico, bolsas y tazas.

Campaña mundial contra los guantes de plástico

En las redes sociales, María Algarra -miembro de la organización Clean This Beach up (Limpia esta playa) con sede en Miami, Estados Unidos- lanzó el 23 de marzo la campaña #TheGloveChallenge (El Desafío de los Guantes), pidiendo a las personas enviar fotos de los guantes plásticos usados que encuentran desperdigados por la calle: las postales de denuncia ya superan las 1.800 fotografías. Es un problema global.

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Los barbijos no se reciclan porque es muy costoso recolectarlos, es peligroso por el contagio y es un material muy liviano como para reutilizarlo. Sólo el 9% del plástico que usamos se recicla y el 20% se incinera; el resto contamina. Es tanto lo que se usa y produce, que nunca se llega a tratarlo: el problema es el exceso.

Siguiendo esa misma corriente de denuncia, el grupo conservacionista OceansAsia publicó una foto en febrero pasado de docenas de máscaras quirúrgicas en las playas de Hong Kong.

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Barbijos hallados en las islas de Soko, un grupo de pequeñas islas localizadas en la región administrativa especial de Hong Kong, China. (Foto: OceansAsia)
Barbijos hallados en las islas de Soko, un grupo de pequeñas islas localizadas en la región administrativa especial de Hong Kong, China. (Foto: OceansAsia)

“La gente piensa que se están protegiendo, pero es necesario proteger a todos y no tirar la máscara adecuadamente es muy egoísta”, señaló Tracey Read, fundadora del grupo Plastic Free Seas en Hong Kong.