El secretario de Defensa desafía a Trump y dice que no apoya el uso de militares para frenar las protestas en Estados Unidos

El secretario de Defensa desafía a Trump y dice que no apoya el uso de militares para frenar las protestas en Estados Unidos

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, sacudió el tablero de la Casa Blanca. Dijo este miércoles que se opone al uso de una ley que permite movilizar a los militares para frenar la ola de protestas contra el racismo y la brutalidad policial que sacude al país.

El jefe del pentágono fue contundente: "No apoyo que se use la Ley de Insurrección". Lo expresó en una rueda de prensa luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, indicó que podría desplegar a los militares para sofocar las movilizaciones.

Para el secretario Esper, las fuerzas armadas "sólo deberían ser usadas como un último recurso y sólo en las situaciones más urgentes y graves".

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Trump, Biblia en mano, quiere rescatar una ley de 1807 (Foto: AFP).
Trump, Biblia en mano, quiere rescatar una ley de 1807 (Foto: AFP).

El equivalente a nuestro ministro de Defensa puntualizó: "Siempre he creído y sigo creyendo que la Guardia Nacional es más adecuada para prestar apoyo interno a las autoridades civiles en estas situaciones".

Para Esper, los reservistas que conforman la guardia nacional deberían ser suficientes para actuar de manera conjunta con la policía y sofocar los brotes de violencia que sacuden a los Estados Unidos tras la muerte de George Floyd, en Minneápolis, hace 8 días.

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Desde el caso Rodney King, en 1992, los militares no actúan ante la violencia interior (Foto: AFP).
Desde el caso Rodney King, en 1992, los militares no actúan ante la violencia interior (Foto: AFP).

En cambio, Trump se mostró dispuesto a aplicar la llamada "ley de insurrección", aprobada por el Congreso el 3 de marzo de 1807. Permite desplegar tropas militares dentro del territorio "para acabar con el desorden, la insurrección y rebelión".

Se aplicó por última vez en 1992, debido a las protestas que surgieron en Los Ángeles, California, a raíz de la golpiza que varios policías le dieron a Rodney King, un ciudadano negro.

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