Con este número de víctimas, este incendio denominado "Camp fire" es el más mortífero de la historia del estado, por encima del incendio de Griffith Park de 1933 en Los Ángeles, donde murieron 29 personas.
El presidente Donald Trump aprobó la solicitud de California para declarar los incendios un "desastre de especial gravedad", lo que ofrecerá a los afectados por fuego ayuda financiera del Gobierno federal para alojamiento, desempleo, gastos legales y tratamiento psicológico.