«No me cabe duda de que Byron murió por la patada propiciada en el abdomen», aseguró el juez durante la sentencia. Patada que luego le provocó un desgarro y una hemorragia interna, lo que lo hizo fallecer en un minuto.
En la sentencia, calificó la acción del joven como «desmedida, violenta y a todas luces, dañina». Sin embargo, dijo que «no se comprobó que hubiera perversidad» ya que el joven no huyó sino se quedó y esperó, incluso brindó datos a la policía.
La calificación legal interpuesta estuvo enmarcada en los artículos 3 inciso 7 de la Ley Nacional sobre Maltrato Animal N° 14.346 y 45 del Código Penal. La pena prevista para este delito va de quince días a un año de prisión en suspenso, como pena máxima.
La familia del perro, especialmente su cuidador Alejandro Quintian, dijo que se sentía aliviado con la decisión del juez.
El caso del perro tomó estado público después de aquel día y provocó marchas y manifestaciones callejeras impulsadas por personas relacionadas con la protección animal.