Estos dos hijos con apellidos litigados, luchados y dificultados en los tribunales del mundo, se sumaron a dos hijas sí reconocidas por Maradona ante su ex esposa, con papeles y todo el marco que puede otorgar la legalidad de un matrimonio. Ellas son Dalma Nerea y Gianinna Dinorah, de 25 y 22 años respectivamente. Dos hijas a las que Maradona tatuó en su piel y también las dos fiscales junto a Claudia Villafañe para recordarle primero a su padre y después al verdugo que las avergonzó toda la vida, aunque ellas lo callen hasta la eternidad.
¡Y aquí está el pelo del huevo! Porque Diego jamás dejó a sus hijas reconocidas decidir de sus vidas, él les impuso los escándalos, las humillaciones, las deslealtades y las infidelidades en las que incurrió. Porque ellas no eligieron que su padre o su esposo cometiera los adulterios, los engaños y los pecados mortales que no sólo pasaron por el sexo que pudiera tener con otras mujeres, sino por los embarazos e inocentes hijos con los que Maradona las condenó al permanente escarnio público. Nadie sino él es el único responsable.
Por eso no busquemos más culpables que él. ¿Qué querían que sus hijas y la madre de ellas no pelearan por su apellido y también por el patrimonio que su padre les hizo creer que eran de ellas? Dalma, Giannina y Claudia hoy quedan como las grandes verdugas de aquellos hijos que debieron aceptar por la fuerza, pero también como las grandes de enemigas de Verónica Ojeda, la dueña del último embarazo controvertido de este Demonio de la Paternidad.
Él fue quien celó a Dalma y a Gianinna prodigándoles un amor casi enfermizo de picos, tatuajes, fortunas, lujos. Pero también de disgustos, amarguras, afrentas y vergüenzas. El mismo Diego que jamás permitió, aunque él tuviera mil y una mujeres, que Claudia, "la Claudia", tuviera o reconociera a una pareja estable. ¡Y las tuvo! ¡Y también la tiene hace años!
Se llama Jorge Taiana, es actor pero también es productor teatral formado bajo el ala de Enrique Pinti y Antonio Gasalla que hoy milita en la empresa de Darío Arellano y es el gran responsable del espectáculo de Dady Brieva, "Dadyman". Pero también el que acompaña en las tinieblas a Claudia desde hace años, el hombre que se esconde, el hombre que desaparece cuando se insinúa el flash de algún paparazzi, el hombre que no la traiciona y que se aguantó todo, siempre. Hasta el mismo desprecio de Maradona y el escarnio alguna vez de los medios.
¿Y quién es el gran responsable de esto?... Una vez más, ¡Diego! ¿Quién otro podía ser? Hasta que llegamos a esa panza de casi 5 meses de gestación de Verónica Ojeda, la mujer de Maradona de los últimos 9 años. La persona que le salvó la vida la última vez que el "Diez" le jugó al truco y retruco a la mismísima muerte para ganarle el volver a vivir alejado de las luces, de los ruidos y de la multitud. Confinado y exiliado por decisión propia con su Verónica en una casa que generosamente logró en el partido de Ezeiza, "La Dulce".
Pero apareció el embarazo, otro embarazo de Verónica que ya supo interrumpir uno vaya a saber bajo qué presiones, y esta vez la rubia Ojeda dijo: "¡Esto lo quiero tener sea cual fuere el precio, porque es mi hijo!" y ahí empezaron los problemas con el "Dios" o el "Demonio" Maradona. Ahí comenzaron los planteos del patrimonio, de la cuenta bancaria con millones de dólares en Dubbai, los autos de alta gama, las propiedades y los bienes con abogados que hablan en nombre de uno y de otro.
Es más, las cosas han ido tan lejos que Verónica está con permanentes descompensaciones, la ambulancia va y viene a Ezeiza, Don Diego fue condenado a perder su casa de Villa Devoto porque osó a llamar a su nieto "Junior" cuando estuvo a punto de venir a jugar a El Porvenir, también lo internaron en la clínica "Los Arcos" cuando se enteró que su hijo negaba a otro de sus nietos, Claudia, Dalma y Gianinna son castigadas por la presión que ejercen sobre su afamado padre que sigue facturando y buscando fortunas en Dubbai, mientras su familia, sus mujeres y sus hijos se siguen debatiendo aquí en el peor de los infiernos