Eva empezó la escuela primaria llena de ilusiones. Sin embargo, en apenas tres días terminó sufriendo maltrato verbal y físico de parte de tres compañeras que la conocían desde el jardín de infantes. Tras esa situación, no quiso ir más al colegio.
Una nena no quería entrar al colegio por sufrir bullying y el colegio tomó una drástica decisión.
Eva empezó la escuela primaria llena de ilusiones. Sin embargo, en apenas tres días terminó sufriendo maltrato verbal y físico de parte de tres compañeras que la conocían desde el jardín de infantes. Tras esa situación, no quiso ir más al colegio.
La madre denunció el hecho y tomó la decisión de acompañarla para que su hija esté más tranquila, pero un día después se enteró de que la directora de la institución decidió sacarla del aula y sentarla en el pasillo para que tome desde allí la clase.
La madre de la nena, Lucía Esmoli, contó el acoso escolar que sufre su hija en la Escuela Primaria N°2 de Saldungaray, provincia de Buenos Aires, a través de un posteo en Facebook en el que relató el triste episodio que vivió su hija la semana pasada
. “Sentí que la estaban haciendo a un lado, tanto que pareciera que la que se porta mal o la que pelea es ella y no las demás compañeras”, escribió Lucía.
Según relata la madre, en el posteo que se viralizó, se mostró preocupada por lo ocurrido con su hija. Ante esa situación, decidió hablar con la directora del colegio ante el maltrato que recibía Eva. Sin embargo, cuando la mamá ya no fue al colegio con ella, la directora sacó el banco de Eva del aula y lo ubicó en el pasillo.
"No me parece bien que una directora o personas del equipo le digan a la nena: 'mirá que papelón estás haciendo, tus amigos te están viendo, ya sos grande para llorar, es un berrinche'”, describió la mamá.
La mamá de Eva contó que las maestras le dicen a la niña que es “mamera”. “Para que reciben a tantos niños en un solo aula si no pueden atender a tantos”, relató.
A pocos días del inicio de clases, Lucía contó que su hija no quiere saber nada con volver al colegio. “Ella lo sufre y yo lo estoy sufriendo junto a ella”, concluyó la mamá.
