Este suceso, según Bernini, fue una de las experiencias más duras que enfrentó en su vida, y que cambió radicalmente su percepción del amor. "Nunca había tenido en mi familia una pérdida. Fue la primera vez que yo sentía el dolor tan de cerca. Y después no sé si me volví a enamorar. Me aboqué mucho al trabajo", expresó. A lo largo de los años, el trabajo se convirtió en su refugio, una constante que le permitió lidiar con la ausencia y el dolor.
La periodista también abordó el tema de las relaciones y su decisión de no estar en pareja actualmente. "A veces tampoco coinciden los tiempos del otro con los míos, y también es muy difícil entender el trabajo que yo hago y el tiempo que le dedico", explicó. Su entrega total al periodismo, con coberturas que demandan largos periodos de tiempo y completa concentración, ha hecho que las relaciones sentimentales pasen a un segundo plano. "Es imposible trabajar con la cabeza disociada", añadió, reflejando la intensidad con la que vive su profesión.
En cuanto a la maternidad, Bernini fue clara en su postura: "Hoy no pienso en tener hijos. Veo con mis sobrinos que sería una madre súper presente, absorbente, metida. Entonces, si tengo hijos, me voy a dedicar a mis hijos. Y hoy, de verdad, me siento muy cómoda, dedicada al trabajo". La periodista, que alguna vez soñó con formar una familia, ahora considera que su concepción de la maternidad ha cambiado. "Tal vez lo soñé cuando era más joven, tal vez lo llegué a soñar con Julio en su momento... Pero después de eso, creo que cambió mi concepción y que hoy creo que es un mandato social", reflexionó.