“Era imposible no notarlo. Jean Carlos tenía una energía especial. Siempre estaba preguntando, investigando, proponiendo ángulos diferentes para cada nota. No se conformaba con lo obvio”, comenta uno de sus antiguos profesores de la facultad.
Una voz joven que caló en el corazón del deporte
Jean Carlos no solo cubría fútbol, béisbol o boxeo. Su interés era mucho más amplio. Buscaba historias de atletas olvidados, de comunidades que vivían el deporte como un salvavidas, de niños que soñaban con ser estrellas. Y al hacerlo, su voz se convertía en un puente entre el atleta y el espectador. Era un cronista cercano, empático, con una sensibilidad especial para detectar lo verdaderamente importante.
“Lo suyo era el alma del deporte, no solo la estadística. Le importaba el corazón del atleta, la lucha silenciosa, el esfuerzo diario”, recuerda una colega con quien compartió varias coberturas.
Su manera de narrar era emocional sin caer en el sentimentalismo. Profesional sin perder la calidez. Sus transmisiones se caracterizaban por la claridad de conceptos, el entusiasmo medido y una capacidad innata para generar imágenes vívidas con palabras. La audiencia lo notó. Su nombre comenzó a sonar en redes sociales, sus reportajes se compartían, y poco a poco Jean Carlos empezó a consolidarse como una de las voces emergentes más prometedoras del país.
Una partida que deja más preguntas que respuestas
La noticia de su fallecimiento tomó por sorpresa al gremio. No se han dado detalles oficiales sobre la causa, lo que ha generado aún más conmoción y preguntas entre quienes lo conocieron. Lo cierto es que su ausencia ha dejado un silencio profundo en las redacciones deportivas, en las cabinas de transmisión y en las redes sociales que, desde la mañana de su partida, se llenaron de mensajes de despedida.
“Se apaga una voz joven, pero su legado quedará vivo en cada cancha, en cada relato, en cada transmisión donde puso el corazón”, publicó uno de sus colegas en Twitter. Las reacciones no se hicieron esperar. Figuras del deporte panameño, desde futbolistas hasta entrenadores, expresaron su tristeza. Lo recordaron como alguien que siempre se acercaba con respeto, con preguntas inteligentes, con una sonrisa sincera.
"Siempre estaba dispuesto a escucharnos, a entender nuestras emociones. No solo quería la frase de impacto, sino comprender lo que sentíamos. Eso no es común en el periodismo de hoy", comentó un jugador de la selección nacional.
Un legado que apenas comenzaba a construirse
A pesar de su juventud, Jean Carlos ya dejaba huellas profundas. Tenía sueños grandes: quería crear un espacio digital para historias deportivas olvidadas, soñaba con escribir un libro de crónicas sobre atletas panameños, y hablaba con ilusión de algún día narrar una final mundial con la voz templada de los grandes. No tuvo tiempo de lograrlo todo, pero alcanzó lo esencial: inspirar a otros.
Colegas más jóvenes lo veían como un ejemplo. Muchos estudiantes lo tenían como referente por su naturalidad frente a cámara, su forma de preparar las coberturas y su ética laboral. Su ausencia deja un hueco, pero también un camino marcado para quienes vengan detrás: el del compromiso, la sensibilidad y el amor por la verdad contada con dignidad.
El homenaje silencioso de un gremio herido
En las instalaciones de TVMAX, el ambiente ha sido sombrío desde que se conoció la noticia. Los pasillos están en silencio. Algunos de sus reportajes se repiten en pantalla como forma de rendirle homenaje. Compañeros de redacción han improvisado un altar con flores, velas y fotografías de momentos compartidos con Jean Carlos.
“No sabemos cómo seguir sin él. Era parte del motor del equipo, no solo como periodista, sino como ser humano. Siempre tenía una palabra de aliento, una risa, una historia. Lo vamos a extrañar en cada cobertura, en cada reunión, en cada jornada”, confesó entre lágrimas uno de sus productores.
Una despedida temprana que duele
Jean Carlos González no alcanzó la cúspide de su carrera, pero sí construyó una base sólida que muchos tardan décadas en lograr. Su talento era incuestionable, pero lo que más se valora hoy al recordarlo es su calidad humana: la forma en que trataba a los demás, la pasión con la que vivía el oficio, la humildad con la que recibía elogios y críticas.
Panamá ha perdido a un joven comunicador que prometía revolucionar la forma en que se cuenta el deporte. Pero también ha ganado una figura para recordar, una referencia ética y profesional para las nuevas generaciones de periodistas deportivos.
Jean Carlos González será recordado no solo como periodista, sino como un joven que amaba el deporte, la verdad y el poder de la palabra bien contada.