Es la tercera vez que se produce un fenómeno de estas características en menos de un año. Se esperan que el mal tiempo se prolongue hasta el fin de semana.
Río Grande do Sul se encuentra en estado de "calamidad pública!" (Foto: captura de TV).
Tras 24 horas de lluvia intensa y continua, el estado de Río Grande do Sul, en Brasil, quedó en "estado de calamidad pública". Es el tercer episodio extraordinario de lluvias torrenciales en esa parte del país en menos de un año. Los ríos se desbordaron y causaron múltiples destrozos a su paso, acompañados por montañas de lodo que cubrieron caminos y casas.
En el primer recuento, las autoridades informaron que hay al menos 10 muertos y 21 personas en condición de desaparecidas. En algunos lugares, el agua llegó hasta un nivel superior a los 4 metros por encima del récord alcanzado en las ya graves lluvias e inundaciones de fines del año pasado.
Defensa Civil y los bomberos del estado dispusieron un plan de emergencia, ya que se espera que este mal tiempo extraordinario se mantenga, por lo menos, hasta el domingo.
Para alertar a la población, las autoridades apelan a cualquier tipo de campaña o aviso de prevención y cuidado. Pero en el caso de Gisele Caumo, alcaldesa del municipio de Santa Teresa, su esfuerzo para mostrar la gravedad de la situación casi le cuesta la vida.
Llegó con equipos de prensa para mostrar el peligro que provoca una lluvia que hizo crecer el agua del río que cruza la ciudad, a tal punto que se llevó la parte central de un puente.
Gisele Caumo, paraguas en mano, llegó hasta donde lo permitía el camino para mostrar los daños del caudal del río desbordado. Pero mientras pedía prudencia a la población, ella misma tuvo que ser advertida por las personas que la asistían. A sus espaldas, el río comenzó a crecer nuevamente y se llevó otra parte del puente como si fuera de papel.
La alcaldesa salvó su vida por estar ubicada a pocos metros, del otro lado del camino interrumpido por la creciente del agua.
El gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, volvió a pedir ayuda federal como debió hacer el año pasado. A la vez que todas las fuerzas de rescate y auxilio están en alerta. Si la situación ya es dramática, se espera que empeore porque la lluvia no cesa y esto hará que el nivel y fuerza de las aguas siga en aumento.
Leite dijo que "la elevación de las aguas superará, posiblemente, los niveles de septiembre o diciembre de 2023", dos inundaciones que ya habían sido récord y que vuelven a exhibir con su peor cara las consecuencias del cambio climático.
El mandatario dio la orden a los pobladores de las ciudades más afectadas de abandonar sus casas y buscar los mejores lugares para poder soportar la crecida de los ríos y las calles, transformadas en torrentes de agua y barro.
Desde ese estado del sur brasileño se le pidió ayuda urgente al gobierno del presidente Lula da Silva para que envíe a las Fuerzas Armadas para el apoyo logístico a varias localidades, que por la destrucción de los caminos se encuentran aisladas. Las tormentas destruyeron viviendas, carreteras y puentes, con lo que se hace imposible mantener una vida diaria habitual. La emergencia hizo que, por lo menos hasta el próximo lunes, las clases se suspendan.
La capital del estado tiene un sistema que se prolonga a lo largo de 68 km como defensa ante lluvias torrenciales que hagan desbordar al río y a un arroyo. Son un conjunto de 14 compuertas y 23 bombas que funcionan de manera coordinada ante emergencias como esta.
Ya se dio la orden de cerrar las compuertas totalmente, algunas de las cuales cortan la ciudad en varias calles como si conformaran diques para evitar que el agua pueda llegar al centro de la ciudad.
En la capital viven 1,4 millones de personas; el 10 % de toda la población de Río Grande do Sul.