Innovación urbana

Buenos Aires 2050: cómo se construye, se piensa y se diseña la ciudad del futuro

Una conversación con Álvaro García Resta, el secretario de Desarrollo Urbano del Gobierno de la Ciudad y el ideólogo de los proyectos que pretenden modificar Buenos Aires.
Marcos Marini Rivera
por Marcos Marini Rivera |
Las nuevas estrategias urbanas que se diseñan en la Buenos Aires del futuro. 

Las nuevas estrategias urbanas que se diseñan en la Buenos Aires del futuro. 

Las ciudades no se terminan nunca. Según un estudio de la Naciones Unidas, para el año 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ellas. Esto invita a pensar cómo es el desarrollo urbano en Buenos Aires y cómo se diseña esa visión de futuro.

Álvaro García Resta, Secretario de Desarrollo Urbano de la política urbanística en la Ciudad de Buenos Aires, diálogo con A24.com sobre el nuevo desafío que tendrán las ciudades. El concepto de calidad de vida no sólo está presente en el ámbito de la salud, sino en programas de innovación urbana.

"Uno puede llamar calidad de vida a distintas cosas. Mucha gente elige vivir en ciudades por el acceso a las oportunidades. Por el empleo, por relacionarse con mucha más personas. La ciudad tiene como gran valor es que te sorprende todos los días. Hay una oferta muy grande en una escasa porción de territorio. El desafío que tienen es ser equilibradas en espacios verdes, en espacios públicos y en seguridad”, asegura el urbanista.

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Álvaro García Resta, Secretario de Desarrollo Urbano de la política urbanística en la Ciudad de Buenos Aires.

Álvaro García Resta, Secretario de Desarrollo Urbano de la política urbanística en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo se construyen más habitables nuestros entornos urbanos? En ese sentido, la planificación urbanística tiene dos desafíos que son difíciles de equilibrar.

"Uno es el pensamiento a largo plazo y por otro lado hay una idea de que también tenés que tener un impacto en el hoy para mejorar la vida de la gente. Mi cabeza funciona siempre en esas dos dimensiones. En la temporal y en la territorial. Las políticas que planificamos tienen que resolverle un problema concreto a la gente", afirma García Resta.

—En un país con tantas urgencias sociales, ¿Qué lugar ocupa el urbanismo y la arquitectura en las políticas públicas?

—Es diferente al que debería ocupar. Hay una dimensión de la persona que sólo puede pensar en el largo plazo aquel que tiene algo resuelto el día de mañana. En Argentina, la paradoja del urbanismo, es que nunca es momento de pensar a largo plazo porque el corto plazo no está resuelto.

—¿Cuál es la situación hoy en la Ciudad de Buenos Aires?

—Nosotros logramos que la gente ya pueda dejar de pensar en el bache, porque ya no hay baches en las calles. La gente ya dejó de pensar en el agua potable porque ya hay en toda la ciudad. La gente ya dejó de pensar que la ciudad se inunda. Entonces ahí puede empezar a pensar en lo que tiene que ver con los deseos y no con las necesidades.

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 El Microcentro porteño bajó un 70% el flujo de personas que se movilizaban hacía su lugar de trabajo.

El Microcentro porteño bajó un 70% el flujo de personas que se movilizaban hacía su lugar de trabajo.

Álvaro García Resta entiende que no hay una sola realidad a la hora de pensar una ciudad ideal. "Obviamente eso es adictivo, porque cuanto más escuchás, mejor podés resolver aquello por lo que en este caso fuimos electos o designados. Es algo que no se termina nunca. Ningún político, o en mi caso urbanista, puede decir 'yo ya sé hacer una ciudad'. Lo que hace diez años estaba bien, hoy ya debería renovarse. Lo que se renueva y cambia es la vida de la gente. La buena noticia para los urbanistas es que nunca se va a acabar la necesidad de pensar la ciudad.

—En ese cambio permanente de las personas, ¿Cómo te imaginás la Buenos Aires del 2050?

—La diversidad es el principal activo de una ciudad. Me la imagino más versátil, donde cada persona la puede vivir a su manera. El desafío es otorgarle a la enorme diversidad de personas que la habitan, la posibilidad de disfrutarla como cada uno de ellos cree disfrutar. Creo que hay un proceso de empoderamiento de la gente que arrancó para no terminar nunca más.

—¿Cuáles son las pautas que tiene el mercado inmobiliario para ir transformando la ciudad?

—El mercado es el lugar donde se encuentra la oferta y la demanda. La pregunta sería: ¿La oferta inmobiliaria le da forma a la demanda? ¿O la demanda le da forma a la oferta? Acá hay para mí una cuestión que en Buenos Aires es bastante particular, que es que en cualquier mercado, tenés instrumentos que lo regulan o que hacen que la gente que no accede al mercado pueda acceder. Por ejemplo, el crédito. Ahí es donde en una Argentina como la nuestra, donde no hay crédito, la oferta es la que se pueda. El desarrollador inmobiliario no hace lo que debería hacer, hace lo que puede. La gente que accede a la vivienda, no accede donde quiere, accede donde puede. Los dos son productos de un mercado posible, no de un mercado deseado.

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La importancia de los espacios verdes en las ciudades.

La importancia de los espacios verdes en las ciudades.

—¿Existe en Buenos Aires una problemática por falta de espacios verdes?

—En Buenos Aires hay mucha gente que repite creencias y poca gente que se ocupa de resolverlas. Si el problema fuese ese, la solución sería simple pero finalmente las soluciones son complejas. Argentina tiene una lógica frente a otros países del mundo viene de un origen feudal, donde la Argentina privada era de personas. Mar del Plata era de Peralta Ramos, Pinamar era de Bunge y el Parque Tres de Febrero era la estancia de Rosas. Nosotros no venimos como Holanda o Israel de una nación que se conforma a partir del suelo público. No arranca siendo público, arranca siendo privado. Con lo cual la historia de Argentina es la historia de la recuperación del suelo público. Es mentira que Argentina pierde suelo público. Argentina va generando un stock de suelo público a partir de donaciones, expropiaciones, o de empresas privadas que en algún momento quedaron en manos de lo público. El desafío no es cómo hacer para mantener lo que tenemos. El desafío es cómo hacer para aumentar lo que tenemos.

—¿Cuál es tu visión?

—Es la que encarna un poco también a Horacio (Rodríguez Larreta), que es que ningún activo se aumenta por conservarlo. Es decir, tengo 20 metros de suelo publico en un lugar donde vale mucho y lo vendo, pero con ese dinero compro más en un lugar donde vale menos, tengo más que antes. Entonces la movilización del suelo publico hace al aumento del suelo publico. Todas las personas para aumentar su patrimonio movilizan su patrimonio. Entender que Argentina necesita aumentar su patrimonio. Y para aumentarlo tenés que hacer valer tu activo actual.

—¿Cuál fue el proyecto urbano que más te costó convencer a los vecinos de que había que hacer eso?

—El que más nos cuesta es el Proyecto de Costa Salguero. Además de la repercusión que tuvo, tuvo una lupa puesta que nos acusaron de que queremos privatizar el río. Nosotros necesitamos llevar ciudad a donde no la hay. Lo que tenemos que lograr es una oferta que invite a pasar tiempo ahí, que atraiga. Un espacio público integrado a la ciudad rodeado de usos mixtos. Cercano a viviendas, comercios, espacios de servicios, de entretenimiento y culturales invita a quedarse y disfrutar mucho más que un espacio público aislado

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"Llevar ciudad a donde no la hay", dice Álvaro García Resta sobre el proyecto de Costa Salguero.

—¿Cuáles son las dos miradas sobre Costa Salguero?

—Costa Salguero tiene 18 hectáreas. ¿Qué proponemos como equipo? Hay que hacer 14 de parques y con una parte de eso, como el suelo es muy valioso, lo queremos vender. ¿Por qué? Porque con esas 4 hectáreas podemos conseguir 8 en otro lugar. Y multiplicar lo que tenemos. Porque la tierra en la Ciudad no vale en todos lados lo mismo. De hecho Costa Salguero pretende capturar parte del valor del suelo en la zona norte de la Ciudad que es la más rica y redistribuir eso en las zonas donde la tierra vale menos.

—¿El proyecto urbano que más te conmovió?

—El que más orgulloso me siento de haber resuelto con el equipo es el de la Manzana 66. Era una manzana en pleno Once, en Jujuy y Belgrano. Los vecinos querían que sea una plaza pero era una manzana de una persona. Y ahí es dónde vos desde adentro del sistema le podés dar una respuesta muy simple a los vecinos y decirles esto es de alguien. Sin embargo, no nos quedamos con el no se puede y creo que es ahí donde el Estado interviene inteligentemente para resolver los problemas de los vecinos. Creamos una nueva plaza. La verdad que hay muchos proyectos. La demolición del Elefante Blanco en Ciudad Oculta me emociona cada vez que lo veo. La ex Ciudad deportiva de Boca, que es ahí nomás de Costa Salguero, que era el predio privado más grande de la Ciudad. Tenía 70 hectáreas y logramos recuperar 50 para el dominio público.

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Panorámica de Manzana 66.

Panorámica de Manzana 66.

—¿Qué oportunidades ya tiene la arquitectura como consecuencia de la pandemia?

La arquitectura sigue a los cambios de vida de la gente y tiene que considerar que el uso de las personas dentro de los edificios serán más variados que solo vivir. Observar sus cambios de vida es fundamental. Son pocas las veces que nos toca poder ver cambios significativos en tan poco tiempo. Una persona pasa casi tres cuartos de su vida dentro de edificios. Podemos dividir nuestras horas del día en tres módulos de 8. Donde ocho horas promedio dormís, ocho horas trabajás y otras ocho dedicás a otras tantas cosas. Siempre decíamos que mientras dormís estás dentro de un edificio y las que trabajás también. El resto, seguramente que cuatro de las ocho también. Hoy creo que esa tendencia está cambiando mucho. Esto de la vida al aire libre, hasta trabajar te diría, la idea de poder disfrutar tiempo afuera puede ser una tendencia que llegue para quedarse.

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