Alberto Sato, exmarido de Sarlo, también se presentó en la sucesión con un reclamo legal. Denunció que la nota presentada por Meza no puede considerarse un testamento válido y solicitó al Juzgado N°91 que sea descartada. “Entiendo que se trata de un acto de confusión –para no pensar en un acto de temeridad–. Supongo que terminar de ‘hacerse cargo’ importa un acto de disposición no resiste mayor análisis”, argumentó. También pidió un inventario completo de los bienes de Sarlo, desde sus propiedades hasta su biblioteca, muebles y discos.
El patrimonio en disputa no se limita al departamento de la calle Hidalgo. Según consta en los documentos judiciales, Sarlo también poseía otra unidad en la misma dirección, un tercer departamento en la calle Talcahuano y una caja de ahorro en pesos.
El juez del caso resolvió un giro inesperado el pasado 24 de abril: excluyó a Sato de la sucesión. En su resolución, argumentó que “era de público conocimiento que la causante de autos se encontraba separada de hecho sin voluntad de volver a unirse con su cónyuge”, y dio lugar al pedido del portero Meza, con el respaldo del dictamen del fiscal.
Sato apeló la decisión y dejó asentada la reserva federal. Mientras tanto, la calígrafa designada ya recibió las notas y las muestras comparativas. La causa fue remitida a la fiscalía de cámara y espera una definición clave: si los papeles que dejó Sarlo son auténticos o no.
El análisis exclusivo de una grafóloga en A24
La grafóloga, Alicia Léoz, interpretó las notas que supuestamente Sarlo le dejó al portero de su edificio. Sobre la primera carta en la que habla de la cesión de su departamento a Meza, señaló "Esta escritura es de una persona más joven. Letra por letra lo estuve analizando y no coinciden. Los rasgos de una persona más joven son firmes con trazos con mucha fuerza".
En cambio, señaló que el documento en el que solamente Sarlo habla del cuidado de su gata: "La otra escritura que es la que le entrega al gatito es de una persona que tiene problemas de artrosis, de salud y que tiene una edad más considerable".
Por ende, consideró que el supuesto testamento "es falsificado" y justificó que "no coincide la firma muy curva" con la real de Beatriz Sarlo que "tenía un ángulo" en su firma.