Las lluvias intensas con inundaciones históricas comenzaron hace ya más de una semana. El estado de Río Grande do sul está colapsado por el efecto de las inundaciones que ha aislado a pueblos y ciudades. Hasta la capital, Porto Alegre tiene un plan para la evacuación de numerosos barrios porque las defensas no contienen el avance del agua.
Tres imágenes que reflejan la tragedia de las inundaciones en el sur de Brasil.
muRío Grande do Sul es un "escenario de guerra" por el devastador efecto de las lluvias e inundaciones sin precedentes en la historia. Son ya por lo menos 83 los muertos, pero el número sigue aumentando porque hay al menos 111 personas más desaparecidas.
En todo el estado, en el que viven unas 11 millones de personas, las lluvias e inundaciones provocaron que haya por lo menos 80.000 evacuados. Muchos perdieron todo, en tanto que son numerosos los pueblos y ciudades que no solo siguen aislados, sino que se quedaron sin electricidad ni agua potable de las redes públicas o de los tanques de las casas. El agua de los ríos ha contaminado todo el lugar.
Las lluvias se dieron de manera ininterrumpida durante 8 días, pero ahora las personas enfrentan otro enorme desafío: el descenso de la temperatura, propia de esta época del año, el otoño. Esto complica a las personas que están aún con el agua en sus casas o que resisten a la espera de poder ser rescatados.
El gobernador Eduardo Leite calificó a la región afectada por la inundación como un "escenario de guerra", especialmente en las zonas en las que el agua comienza a retirarse y se puede observar un panorama devastador. Allí, de a poco, comienzan a aparecer los cuerpos de personas sin vida cubiertas por lodo.
Es por eso que el gobernador hizo esa definición equiparando el daño causado por esta inundación sin precedentes con lo que sucede en una guerra. Por ejemplo, en la capital, Porto Alegre, el 70% de la ciudad no tiene acceso a la red de agua potable. Necesitan la ayuda de grupos de emergencia para la distribución diaria de agua.
El fin de semana, el presidente Lula da Silva recorrió todo el estado y dijo que se trabaja de inmediato para la recuperación del daño causado. En especial, las carreteras para volver a conectar a ciudades que han quedado aisladas entre sí.
Por el momento, hay 424 mil hogares sin electricidad, 110 tramos de 61 carreteras con un cierre total o parcial. A raíz de eso, diez ciudades están sin suministro de combustible.
Es el momento de ayudar como se pueda. En Canoas, los voluntarios se unieron y formaron cadenas para rescatar -día y noche- a las personas aisladas, que perdieron sus casas y corrían riesgo de ser arrastradas por las corrientes de los ríos desbordados.
En la ciudad de Porto Alegre, el nivel del río Guaiba llegó a un récord de 4,31 metros en la madrugada. Por eso se emitió un alerta con los lugares de posibles evacuaciones masivas en determinados barrios. La ciudad tiene un sistema de diques, compuertas y bombas de achique para evitar inundaciones graves, pero todo parece insuficiente en la peor inundación en 83 años.
Esta semana, las lluvias darán una tregua según el servicio meteorológico. Pero eso no implica que los problemas hayan terminado. Río Grande do Sul tendrá, luego de la tormenta y las inundaciones, el ingreso de un frente frío, propio del otoño, pero con temperaturas muy bajas. Esto supone un desafío adicional para las personas afectadas y para los grupos de rescate.
Hay gente que permanece rodeada por el agua, en el interior y en las ciudades, sin ropa para poder cambiarse como corresponde y con el riesgo de sufrir casos de hipotermia si no son rescatados o auxiliados a tiempo.
Porque aunque deje de llover, el agua sigue corriendo por los valles del estado. En la capital estadual se espera que el agua supere este lunes la cota de los 5 metros, algo que no podrán contener adecuadamente con los sistemas preventivos con los que cuenta.