El gobierno brasileño todavía no se pronunció sobre las elecciones y el triunfo adjudicado a Nicolás Maduro. Lula da Silva quiere volver a tener protagonismo en la región y la vigencia del sistema democrático es un tema clave.
Lula todavía no se pronunció sobre las elecciones en Venezuela y el triunfo de Maduro. (foto: Gentileza Folha)
"No pongo en duda necesariamente lo que está siendo dicho, pero el Gobierno (de Venezuela) dijo que suministraría todas las actas" de las cuales ha resultado la victoria de Maduro, y eso aún no ocurrió". Esa fue la más que prudente declaración de Celso Amorim, asesor en temas internacionales de Lula da Silva. Fue la primera reacción de un funcionario o persona muy allegada al mandatario brasileño.
Amorim fue enviado especialmente por Lula y estuvo en Caracas durante el acto eleccionario. Llegó luego del cortocircuito que hubo entre ambos presidentes ya que el mandatario brasileño le dijo a Maduro que si perdía las elecciones debía irse y prepararse para regresar en otras elecciones.
Amorim reconoció en la capital de Venezuela que se trata de una situación "compleja" y que Brasil deberá ser "cauteloso".
Poco después, el palacio Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, publicó un comunicado tan lavado como las declaraciones de Amorim.
Hace un formal saludo a una jornada electoral "pacífica" y dice que "sigue con atención el proceso de escrutinio".
Pero no dice nada sobre el resultado, mucho menos, reconocer a Maduro como ganador: "Espera, en este contexto, la publicación por parte del Consejo Nacional Electoral de datos desagregados por mesa de votación, un paso indispensable para la transparencia, credibilidad y legitimidad del resultado del proceso electoral".
De todas maneras, el presidente Lula da Silva todavía guarda silencio.
Celso Amorim tiene una amplísima experiencia en política internacional. Es diplomático y fue dos veces canciller del Brasil. Con Itamar Franco (1993-1994) y con el propio Lula ( 2003-2010). En esta tercera presidencia del líder del partido de los Trabajadores (PT), Amorim no regresó a Itamaraty, pero es su asesor especial para las relaciones internacionales.
Estuvo en Caracas y vio de primera mano lo que sucedió en la jornada electoral de este domingo en Venezuela y especialmente la incertidumbre en esas horas sin datos hasta que de pronto, se anunció el triunfo de Maduro.
Sin embargo, Lula, que quiere que su país retome el liderazgo regional abandonado por Bolsonaro, en este tema está demorando mucho una definición. Tanto Amorim como la cancillería brasileña reclaman más tiempo para conocer algo fundamental, las actas de las elecciones, que son las que pueden confirmar la legalidad de un resultado más que cuestionado.
De todas maneras, el asesor presidencial reconoce que lo que sucedió y sucede en Venezuela es una situación "compleja".
La cancillería brasileña también reclama el desagregado de cada mesa para la "transparencia del resultado ". Mientras eso no ocurra, Brasil no se pronunciará sobre el ganador de la elección.
Lula, menos, y es por eso que el expresidente argentino, Mauricio Macri, le pide una definición.
Reconociendo el predicamento del país y el suyo propio le dice al mandatario brasileño: "Espero que el Presidente Lula, a quien mas allá de nuestras diferencias ideológicas considero un demócrata, no permanezca callado. Lo que esta pasando en Venezuela atenta contra la democracia y es un enorme riesgo que perdure esta dictadura en nuestra región. Los venezolanos y muchos líderes de América Latina y el mundo espera su palabra en este momento difícil".
La democracia en Venezuela y en la región imponen que Lula da Silva tenga una rápida definición.
