El salón fue inaugurado por Macron con cuatro horas y medio de retraso respecto al programa inicial. Pero pese a las escenas de caos, logró dialogar de manera informal con los agricultores, algunos de los cuales eran miembros de los tres principales sindicatos agrícolas del país.
"Siempre prefiero el diálogo a la confrontación (...) La confrontación no produce nada", declaró el mandatario de 46 años.
Macron se comprometió a plantear la instauración de "precios mínimos" para "proteger los ingresos agrícolas", en el marco de una nueva ley que debe regular las relaciones entre los distintos actores de la industria alimentaria.
En noviembre, la ministra de Comercio, Olivia Grégoire, se había opuesto a una medida similar votada y rechazada en el Parlamento, y alegó que le recordaba a "Cuba o la Unión Soviética".
El presidente también reiteró su deseo de evitar que un pesticida se prohíba en Francia antes que en el resto de la Unión Europea, para evitar distorsiones de competencia.
Tras las protestas agrícolas que sacudieron el país a finales de enero, Macron ya había anunciado una serie de medidas. Entre ellas figuraba un mayor control del origen de los productos y la negativa a firmar el acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur en sus actuales términos.
Las protestas de las últimas semanas también afectaron otros países europeos, como Alemania, Polonia, Rumanía, Bélgica, Italia y España.