Pero nada de esto hubiera tenido sentido sin un concierto que desde lo musical pudiera sustentar estas intencionalidades y, justamente, las canciones y sus respectivos abordajes permitieron que compromiso y celebración se expresen artísticamente y con naturalidad.
Guitarra acústica en mano, Manu Chao estuvo acompañado por Lucky Salvadori, un oriundo de Monte Chingolo, en bichito cordobés, un expresivo instrumento -similar al cuatro venezolano pero con seis cuerdas- que le dio distintos colores a las despojadas versiones; y por el gallego Miguel Rumbaeo, un bongosero tan histriónico como poderoso.
Más allá de las virtudes de los músicos, la incorporación hacia la mitad del concierto de un trombón y de un violín permitió que el tratamiento sonoro no se volviera reiterativo.
El formato acústico también fue terreno fértil para que el protagonista de la noche pudiera jugar con las interpretaciones: mezclar dos o tres canciones en un popurrí y volver recurrentemente sobre algún fraseo característico de alguna de ellos; o retomar el tema sorpresivamente luego de simular su final. Esto le dio frescura al show y total control del público a Manu Chao.
Entre las composiciones propias, luego del arranque con "Vecinos del mar", "Todo llegará" y un primer popurrí con "Me llaman calle", "La vida tómbola" (con homenaje a Maradona incluido); y "Me quedo contigo"; el músico sorprendió con "Huelga de amores", el tema de Divididos, aunque en una versión absolutamente despojada de la chacarera y cercana al flamenco.
La inclusión de esta elocuente composición sucedió en un primer tramo del concierto, cuando la denuncia social marcaba el terreno. Un rato antes había sido el momento del reclamo de los vecinos de Jachal, quienes sumaron en su diatriba su rechazo al protocolo antipiquetes del Ministerio de Seguridad y al DNU firmado por el presidente Javier Milei, y provocaron así cánticos contra el gobierno por parte del público.
Hubo otros tres popurrí más: uno con "Circo caliente", "Libertad" y "El tren se fue"; otro con "Mala vida" -uno de los mencionados motivos musicales que fueron retomados por Manu Chao de manera azarosa en varios momentos-, "Yo no podía vivir sin ti" y "Mi vida"; y el tercero con "Luna y sol" y "Mr. Bobby". En medio de ellos pasó "Malegría".
El recuerdo a Mano Negra que se había colado con "Mala vida" tomó forma más visible con "King of Bongo, que antecedió a "Je Ne t´aime plus" y un instante dedicado al hip hop con invitados.
Para el tramo final quedaron "Clandestino", "Bienvenido a Tijuana", "Vagabundo de las calles" y los combos "Desaparecido"/"Lágrimas de oro" y "La primavera"/"Me gustas tú".
Si alguna vez se señaló con motivo de "Mañana en el abasto" la paradoja de que un italiano criado en el Reino Unido como era Luca Prodan había realizado la mejor pintura de esa zona porteña tan tradicional; también podría decirse que pocos artistas como el francoespañol excantante de Mano Negra han sido capaces que tomarle el pulso con tanta certeza a América Latina. Y, con seguridad, ninguno ha logrado mimetizarse con el tercer mundo con tanta intensidad.
Manu Chao volverá a presentarse en obras el próximo domingo 18, el 21 hará lo propio en el Quality Espacio de Córdoba y el 24 cerrará este paso por Argentina en el Anfiteatro Municipal de Rosario.