Tras pasar 16 años trabajando en la empresa Intertourist, se jubiló. Poco después, en el año 2000, su esposo desapareció misteriosamente. Samsonova denunció la desaparición, pero las autoridades nunca lograron encontrar a Alexei. El caso quedó sin resolver durante años. Nadie imaginaba que ese sería apenas el comienzo de una oscura cadena de crímenes.
El primer crimen conocido
Según el canal NTV, el primer asesinato documentado se remonta a 2003, aunque algunos investigadores creen que pudo haber matado antes. Ese año, comenzó a alquilar una habitación en su casa para generar ingresos extra. El inquilino fue Sergei Potanin, un hombre de 44 años originario de Norilsk. Al parecer, una discusión entre ambos terminó en tragedia. Samsonova habría matado al hombre, descuartizado su cuerpo y arrojado sus restos en distintas calles de San Petersburgo. No hubo testigos, y las pistas eran casi inexistentes.
La policía no logró conectar ese crimen con ella en aquel momento. La desaparición de Potanin no levantó mayores sospechas, y Samsonova continuó su vida como si nada hubiese ocurrido.
Una amistad letal
Doce años más tarde, en 2015, Tamara Samsonova volvió a matar, pero esta vez el horror salió a la luz. La víctima fue Valentina Nikolaevna Ulanova, una mujer de 79 años que vivía en la misma calle Dimitrov. Ambas tenían una amiga en común, quien le pidió a Valentina que albergara a Tamara temporalmente. Lo que parecía una solución momentánea, se transformó en una convivencia prolongada que terminó de la peor manera.
Con el paso de los meses, la relación entre las dos mujeres se volvió tensa. Valentina le pidió en repetidas ocasiones que se fuera de su casa, pero Tamara decidió ejecutar un plan macabro para eliminar a su anfitriona. Según medios locales como Vida, se dirigió a una farmacia en Pushkin, convenció al farmacéutico de que le vendiera fenazepam, un fuerte ansiolítico, y lo utilizó para preparar una ensalada Olivier con la que drogó a su víctima.
Una vez que la mujer quedó inconsciente, Tamara repitió su modus operandi: la descuartizó, metió los restos en varias bolsas plásticas y las distribuyó en diferentes puntos del barrio. Algunos de esos restos fueron encontrados el 26 de julio cerca de un estanque. Un vecino que abrió una de las bolsas dio aviso a la policía.
La escena del crimen y la captura
Cuando los agentes llegaron al domicilio de Ulanova, encontraron a Samsonova aún en el lugar, junto a indicios claros de violencia: manchas de sangre, una cortina arrancada y objetos desordenados. La mujer fue arrestada en el acto y trasladada al Tribunal de Distrito de Frunze en San Petersburgo.
El investigador del caso, Mikhail Timoshatov, declaró a la prensa rusa: “Tamara Samsonova admite que al principio hizo dormir a su amiga y luego la descuartizó”. A partir de allí, los agentes comenzaron a revisar su historial, conectando desapariciones anteriores con su nombre.
El enigma de los otros crímenes
Tras su detención, los investigadores descubrieron que Tamara guardaba un diario personal en alemán, ruso e inglés, en el que detallaba con frialdad lo que parecía ser una colección de crímenes. En una de las entradas más impactantes, se leía: “Mató a mi inquilino Volodya, lo descuartizó en el baño con un cuchillo, metió los restos de su cuerpo en bolsas de plástico y los arrojó por todo el distrito de Frunzensky”.
Estas anotaciones permitieron vincularla con al menos 14 posibles asesinatos, aunque nunca fue formalmente acusada por todos ellos. Algunos vecinos también recordaron haber visto salir a varios inquilinos del domicilio de Tamara, quienes jamás fueron vistos nuevamente. La policía no encontró pruebas concluyentes, pero la acumulación de coincidencias fue escalofriante.
El veredicto psiquiátrico
El 26 de noviembre de 2015, una evaluación forense determinó que Tamara Samsonova representaba un peligro para la sociedad. El tribunal ordenó su internación en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad en Kazán, donde continúa hasta hoy. Desde entonces, el caso sigue abierto, ya que las autoridades buscan esclarecer los otros homicidios sospechados.
Pese a la gravedad de los crímenes, Samsonova nunca mostró remordimiento. Algunos expertos en criminología sugieren que padece una combinación de trastornos mentales graves, entre ellos esquizofrenia paranoide, aunque los informes médicos se mantienen en reserva.
El salto a la cultura pop: del horror al videojuego
En 2017, la figura de Tamara Samsonova alcanzó otro nivel de exposición. Su historia inspiró el videojuego “Granny”, un juego de terror en el que los usuarios deben escapar de una casa llena de trampas y obstáculos en un plazo de cinco días. Aunque los creadores nunca lo confirmaron oficialmente, la estética del personaje principal y el ambiente opresivo del juego tienen claras referencias al caso.
Desde su lanzamiento, “Granny” ha acumulado millones de descargas en plataformas móviles y ha sido objeto de análisis por parte de gamers, youtubers e influencers especializados en terror. El juego reavivó el interés por la historia real que lo inspiró, y hoy muchos lo conocen simplemente como “el juego de la abuela asesina”.
El caso de Tamara Samsonova sigue generando escalofríos. Su vida, envuelta en desapariciones, diarios oscuros y crímenes impunes, plantea más preguntas que respuestas. Y aunque permanece encerrada en una institución psiquiátrica, su leyenda macabra continúa creciendo, alimentada por la fascinación del público por las historias criminales reales.