El ardid se desmoronó cuando una empleada judicial descubrió que el teléfono de una compañera aparecía en la lista de escuchas, pese a no tener vínculo alguno con la supuesta banda delictiva. A partir de esa revelación se inició una causa que terminó con la condena.
La fiscal Natalia Benvenuto, a cargo de la investigación, confirmó en el juicio que Rodrigo llegó a reunir 183 CD’s con grabaciones obtenidas ilegalmente.
Cuando el escándalo tomó estado público, Rodrigo presentó su renuncia al cargo, la cual fue aceptada por el entonces gobernador Miguel Lifschitz. Fue formalmente imputado en agosto de 2019.
A pesar de los antecedentes, en junio de 2022 su nombre apareció en una terna de candidatos para ocupar la Fiscalía Federal de Río Gallegos, lo que generó una fuerte polémica en ámbitos judiciales.
Con la condena aceptada, Rodrigo queda fuera del ejercicio de la función pública y marcado por una maniobra que puso al servicio de un interés personal los recursos del sistema judicial.