En la eterna batalla contra las inclemencias climáticas, los aires acondicionados frío-calor surgieron como los héroes cotidianos en hogares y oficinas.
La gran duda de quien va a invertir en un aire acondicionado es si comprar la versión frío sola o frío-calor.
En la eterna batalla contra las inclemencias climáticas, los aires acondicionados frío-calor surgieron como los héroes cotidianos en hogares y oficinas.
Su capacidad de proporcionar tanto refrigeración como calefacción los convirtieron en la opción predilecta para aquellos que buscan un confort todo el año.
A simple vista, la elección de un aire acondicionado frío-calor puede parecer una tarea simple, basada únicamente en el precio. No obstante, sumergirse en la tecnología inverter revela un mundo de eficiencia y rendimiento.
Esta innovación promete casi el doble de eficacia en comparación con los minisplits tradicionales, lo que se traduce en un menor consumo de energía para obtener resultados idénticos en términos de temperatura.
No todo aire acondicionado es igual, y es crucial tener en cuenta el tamaño de la habitación al realizar la elección. Los expertos aconsejan multiplicar los metros cúbicos del espacio por factores específicos según la zona de residencia, garantizando así la potencia y eficiencia energética adecuadas.
El calor, medido en calorías, se convierte en un criterio esencial, donde un equipo de 2200 calorías de clase A o superior puede abastecer eficientemente un área de 50 a 60 metros cuadrados. Sin embargo, se enfatiza la necesidad de asegurar que no haya filtraciones de aire frío, evitando así pérdidas innecesarias.
Como en todo mercado, el momento adecuado para adquirir un aire acondicionado es crucial. Las estaciones intermedias, primavera y otoño, emergen como los períodos óptimos para las compras, mientras que el invierno ve caer drásticamente las ventas.
Los precios se desploman cerca del 50% desde febrero hasta junio, alcanzando su punto más alto a finales de año debido a la escasa disponibilidad de modelos durante los meses fríos.
La duración de vida de un aire acondicionado puede extenderse hasta 15 años, pero después de la década, los primeros signos de envejecimiento comienzan a emerger. A partir de los 10 o 12 años, la eficiencia energética puede disminuir hasta un 60%, instando a los consumidores a considerar la renovación en pos del rendimiento óptimo y la sostenibilidad.