La música en la antigüedad
La relación de la música con el hombre prehistórico, era parte vital de la concepción entre su visión de la vida y la muerte. Una versión primitiva de existencia humana relacionaba el sonido y el movimiento, por medio de la danza y el canto con la vida; y en contrapartida, la quietud y el silencio con la muerte. Así de definitoria era la manifestación que los unía.
Los primeros elementos musicales, por así decirlo, fueron huesos, cañas, troncos que el hombre utilizaba para crear sonidos; y que lo acompañaban en sus rituales de caza o guerra, imitando a la figura de animales, en jornadas extenuantes de danzas colectivas que se extendían hasta el agotamiento.
Por medio de la música que emitían con estos objetos, elementos o el mismo cuerpo del hombre, los instrumentos musicales se clasificaron primitivamente como “autófonos” (percusión de huesos contra piedras), “membranófonos” (tambores construidos por el hombre sobre una nuez de coco o recipientes huecos que produjeran resonancia), “cordófonos” (como arpas o liras, encontradas 3 mil años antes de Cristo), y “aerófonos” (instrumentos que utilizaban el aire, como flautas hechas de huesos con agujeros, que fueron descubiertas en excavaciones en la actual Alemania hace más de 20 mil años).
En cada período y época que transitó el hombre, la música estuvo presente. Primero, como parte fundamental de su supervivencia, luego, relacionada a la manifestación de su cultura; pero también, ligada a su organización económica y de status, sus tradiciones, creencias religiosas, y desarrollo evolutivo y tecnológico.
La música y su evolución histórica
Así como los instrumentos musicales iban variando de época en época, la música fue también sectorizando experiencias cada vez más definidas en los rituales culturales del hombre; cambiando no solo su significación y sonidos, sino el objetivo de porqué sonaba.
A partir de la Edad Media, el hombre que ya se valía de la música “monódica” (o melodías compuestas por una sola voz), por medio de goliardos (o vagabundos) que emitían cantos profanos; fue evolucionando hasta los antiguos trovadores, juglares, o troveros que interpretaban cantos y entretenían a las cortes. Eso derivó en la creación del “canto gregoriano”, o liturgia católica que se sigue utilizando en la actualidad en celebraciones de la iglesia, alabando a Dios y a todas sus manifestaciones cristianas.
Ya, alrededor del año 1450 en el Renacimiento, es en el centro de Europa en los países bajos; donde la música conforma su origen “polifónico”. Allí en la región flamenca aparecen el “contrapunto” y el “semitono”.
Un siglo más tarde, en Francia, la música “chanson” o cordal, desembocará en la creación del estilo “madrigal” (principalmente de 3 a 6 voces sobre un texto de letras profanas, melodía contrapuntística y lenguaje popular).
Luego llegaron en Italia e Inglaterra, la “frottola” o canción en estrofas, la “lauda” (en contrapartida a la música religiosa), y los cancioneros del imperio sacro germánico y español.
Lo que antiguamente era una manifestación del hombre para su propia supervivencia, fue evolucionando y convirtiéndose en algo divino.
En los años siguientes a períodos como el barroco y el romántico, la música no solo sirvió como parte vital de la evolución cultural e intelectual de los hombres; sino que su búsqueda era la del máximo esplendor artístico, de lo excelso a lo sublime, de lo místico religioso que se disputaba en un campo de batalla, entre los compositores y el virtuosismo del que la ejecutaba.
Aparecieron en escena las notas musicales, los intervalos, los géneros, los sistemas de escala, los tonos, la modulación y la composición de melodías. Y a su vez, los grandes compositores y exponentes de la música: Antonio Vivaldi, Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel.
En el siglo XVIII y continuando la evolución de la música hacía las orquestas musicales por medio de la estructura y melodía, los mayores exponentes de la historia como Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven; comenzaron a dejar su legado y marca.
La música y los sentimientos
Con el paso de los años el concepto de la música fue cambiando. Pasó de manifestación de vida, a canto profano, de oración cristiana, a connotación de virtuosismo y status. También de rebelión popular a concepto de lo divino y no mundano. Siempre el hombre se valió de la misma para impulsar todos sus recorridos, tropiezos, batallas, victorias y fracasos.
¿Quién podría vivir sin música? En la actualidad, la música acompaña la sensación de libertad, de independencia, de manifestación personal, de amor, de enojo y también de engaño. Cada sentimiento que tiene una persona puede ser sintetizado por un acorde de música diferente, por un estilo y cantante, por un concierto, por un cd, por un video, o por una estación de radio.
La versatilidad del hombre en sus sensaciones y estados de ánimo ha permitido que la música evolucione, mejore, desmejore, tenga calidad artística, sea popular o virtuosa; según el caso.
Desde las sinfonías transcurrieron siglos y las mismas se fueron adaptando. Llegó el jazz, luego el blues, el rock, el pop, el vanguardismo, la música experimental, electrónica, cinematográfica. El funk, el soul, el reggae, el rock progresivo, el glam metal, el grunge y el rap. También la música disco, el dance, los ritmos tropicales, el reggaetón. Multitud de estilos y géneros que acompañan al hombre en su mundo personal y evolución.