La noticia cobró mayor notoriedad luego de que el homicida confeso esbozara una sonrisa en el momento de su detención en su departamento ubicado en Mill Brook Houses, en la calle East 137. No hubo muestra de arrepentimiento alguno.
El pequeño Aiden fue internado el lunes por la noche en el Hospital Lincoln, pero sus heridas eran tan graves que fue derivado a la unidad de traumas del Hospital Presbiteriano de Columbia. El centro médico el bebé fue declarado muerto y por las lesiones que presentaba alertaron a la Policía.
Según informó una fuente a The New York Post, los agentes interrogaron a Christian y él reconoció que golpeó la cabeza de su hijo contra la pared. Aunque, señaló, fue “sin querer”. La madre del chiquito también fue interrogada por las autoridades, pero la dejaron libre y sin cargos.