Los primeros en ser noticia fueron los altos, allá por julio. Como si fuera la antesala de Space Jam 2 o algún largometraje de ese mágico mundo, la NBA anunció que la temporada se completaría en el complejo Walt Disney World de Orlando. Hasta tres meses de lujoso confinamiento dentro de una burbuja tan exigente como majestuosa para 22 de las franquicias más relevantes del deporte mundial. LeBron James no necesitó a Bugs Bunny para montar un final de película: MVP de las Finales, cuarto anillo, primer título de los Lakers en una década y un épico homenaje para Kobe Bryant, fallecido en enero en un accidente aéreo.