La historia de hoy nos traslada a la Inglaterra de finales del siglo XIX y principios del XX. Nuestro protagonista, nacido y criado en la tierra de los creadores del fútbol, es William Foulke, popularmente conocido como 'Fatty' (gordito).
La historia de hoy nos traslada a la Inglaterra de finales del siglo XIX y principios del XX. Nuestro protagonista, nacido y criado en la tierra de los creadores del fútbol, es William Foulke, popularmente conocido como 'Fatty' (gordito).
Fatty, dueño de 193 ampulosos centímetros, tuvo la particularidad de ser profesional y de trascender gracias a sus 150 kilos, récord para un jugador en la historia del fútbol.
Su legado es tan inolvidable que hasta el día de hoy es ídolo del Sheffield United, ya que el equipo de Yorkshire tiene 5 títulos (4 FA Cup y una liga) y tres fueron con Fatty de arquero y capitán. La figura de Foulke en el arco parecía imbatible con el paso de los partidos y era muy difícil marcarle un gol. Gracias a Fatty nacen los alcanzapelotas que conocemos hoy en día: Sheffield colocó dos niños detrás de su arco para provocar un efecto óptico en los rivales y que Foulke parezca aún más grande.
En 1897, es convocado por la Selección de Inglaterra y Fatty ataja en un partido contra Gales, donde se cuelga de un travesaño y lo rompe. Pero Fatty no solo llegó al seleccionado de su país natal, sino que lo compró Chelsea por la cuantiosa suma, en aquel entonces, de 50 libras.
Textos, libros y notas que giran alrededor de Fatty Foulke cuentan que su temperamento era tan atípico y revolucionario para la época que si sus defensores no cumplían la tarea como correspondía, abandonaba el arco, se iba. Incluso era tan exigente con la tarea ajena que una vez debieron frenarlo antes que asesinara a un árbitro por cobrar mal un gol. El juez del partido debió esconderse en un armario de escobas para salvar su vida.
Fatty creía, según cuenta en una entrevista, que el ser era el cuerpo. Si engordaba, crecía su cuerpo, ergo su ser. El ser se expandía a través de sus kilos.
De alguna u otra manera propios y ajenos avalaron su teoría: en 1897, luego de disputar el encuentro con su Selección, la FIFA, en una decisión discriminatoria y equívoca, le prohíbe volver a ser internacional. ¿El argumento? Esgrimieron que un equipo no podía formar con "11 jugadores y medio" y que los clubes que tenían a Foulke en el arco tenían una actitud "antideportiva". Demencial.
Otra de las historias que dieron fe de su teoría respecto a ser y cuerpo tiene como protagonistas a los hinchas: una camiseta de Foulke ingresaba en el cuerpo de dos fanáticos. Esto hizo que las hinchadas rivales, con preocupación y algo de sorna, le cantaran "¿Quién se comió las tartas?" (Who ate all the pies), canción que se sigue utilizando hoy en día en la Premier League para vilipendear a los futbolistas menos esbeltos (NdeR: cualquier similitud con 'Alicia en el país de las maravillas' no es pura coincidencia).
Pero luego de tanto color y luces, llegó el pronunciado declive. Fatty empezó a perder kilos y esto provocó que su ser se atenúe, se extinguiera. Una aventura extraordinaria le hace volver a ganar algunos kilos: Fatty recorría puebluchos ingleses al estilo "circo móvil" para que los lugareños le pateen penales y así ganar unos pocos pesos para sobrevivir y tratar de volver a su peso ideal, 150 kilogramos.
Pero cuando llegó a los 122 kilos, su cuerpo y su ser no resistieron más: Foulke muere a la temprana edad de 42 años, aún con sueños por cumplir, arcos que ocupar y sin haber admitido que él se robaba las tartas.
Colaboración especial: Karina Cardozo.