En Estados Unidos, en paralelo, se generó controversia por una decisión del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., que dejó de lado la recomendación de vacunar contra el coronavirus a mujeres embarazadas y a niños sin comorbilidades. Especialistas en salud pública expresaron preocupación ante este cambio, en un momento en que surgen nuevas variantes.
La científica Lara Herrero, investigadora en Virología en la Universidad Griffith, señaló en un artículo publicado en The Conversation que “a finales de abril de 2025, la variante NB.1.8.1 representaba aproximadamente el 10,7 % de todas las secuencias presentadas, frente a tan solo el 2,5 % cuatro semanas antes”. A pesar del bajo número absoluto de secuencias, indicó que su tendencia ascendente llevó a una vigilancia más estricta por parte de organismos internacionales.
Según Herrero, la NB.1.8.1 se convirtió a fines de abril en la variante predominante en Hong Kong y China, lo que confirma su propagación en el continente asiático. En el Pacífico occidental, varios países también notificaron un aumento tanto en los contagios como en las internaciones. Sin embargo, hasta el momento no hay pruebas de que esta variante cause una enfermedad más severa.
La OMS indicó que sigue monitoreando de cerca su evolución, especialmente ante cualquier cambio en la gravedad de los cuadros o en la efectividad de las vacunas.