Esta nueva serie británica en Netflix, de los creadores de Gambito de dama, ya está disponible y ofrece un thriller oscuro, con casos sin resolver y personajes marcados por el trauma.
Netflix causa furor con el estreno de la serie más esperada del año y tiene 9 episodios.
Dept. Q es la nueva apuesta de Netflix dentro del género del thriller policial, y su aterrizaje este 29 de mayo promete posicionarse como una de las series más comentadas del año. La plataforma actualiza su catálogo con esta producción británica de alto impacto, una adaptación que traslada la popular saga literaria del danés Jussi Adler-Olsen a las sombrías calles de Edimburgo.
Una historia de casos fríos, pasados que persiguen y un sótano donde nadie quiere estar. Así se podría resumir la esencia de esta serie, que encuentra en su oscuridad visual y emocional el principal atractivo para los fanáticos del noir contemporáneo. Pero su secreto va más allá: Dept. Q no es solo un policial más, sino un retrato psicológico de la culpa, el poder y la redención.
Aunque las novelas originales se sitúan en Dinamarca, esta versión decide mover la acción a Escocia, específicamente a Edimburgo. La elección no es casual. Las calles empedradas, la niebla perpetua y la arquitectura gótica de la ciudad refuerzan esa atmósfera de pesadez emocional que define al personaje principal y a los crímenes que investiga.
La serie, que consta de nueve episodios en su primera entrega, fue escrita por Chandni Lakhani (conocida por su trabajo en Vigil) y dirigida por Scott Frank (The Queen’s Gambit), lo que garantiza un equilibrio entre tensión narrativa y profundidad dramática.
El personaje central, Carl Morck, es interpretado por Matthew Goode, conocido por su capacidad para encarnar personajes complejos y emocionalmente distantes. En Dept. Q, Goode se pone en la piel de un inspector jefe que, tras un operativo fallido en el que uno de sus compañeros muere y otro queda paralizado, es relegado a un departamento marginal.
Este espacio, conocido como Departamento Q, funciona en el sótano de la comisaría y tiene una misión que parece un castigo: revisar casos sin resolver. Aparentemente, es una maniobra de relaciones públicas de la policía, más que un esfuerzo real por hacer justicia. Pero Carl se toma el trabajo en serio. Lo que comienza como una condena burocrática se convierte pronto en su forma de redención.
En un catálogo que a veces parece saturado de producciones que compiten por atención con fórmulas repetidas, Netflix arriesga con una serie que privilegia la narrativa lenta, densa y emocionalmente compleja. Y lo hace con un elenco británico sólido, una dirección cuidada y una fidelidad temática al material original.
La serie está pensada para maratonear, sí, pero también para digerir con calma. No todos los episodios cierran con cliffhangers evidentes; a veces el impacto llega minutos después, cuando uno reflexiona sobre lo que acaba de ver. Y eso es exactamente lo que hace que Dept. Q pueda convertirse en un clásico del género.
