Osorio reveló, además, que algunos sospechosos “están bajo control” y que la investigación —ahora en manos del fiscal Darío Provisionato— “está encaminada”. Según explicó, se está a la espera de pericias clave como análisis químicos de sangre y ADN que podrían vincular a los autores con la escena del hecho.
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En cuanto al móvil, el abogado aclaró que aún no está determinado y que la estrategia es avanzar en la recolección de pruebas antes de enfocarse en esa línea: “Tal vez lo del móvil del crimen lo dejamos para el final, porque si partimos por investigar cuál es el móvil, nos dispersamos”.
Osorio confirmó que el crimen fue cometido por al menos dos personas y que ocurrió en un sitio sin cámaras ni vigilancia, lo que dificultó la obtención de pruebas visuales. También desmintió una de las versiones iniciales: “Según las imágenes que tengo de la causa, no advierto ninguna huella ni en la ropa ni en el cuerpo de los chicos”.
Descartó además que el caso esté vinculado al narcomenudeo. “No se detectaron pruebas de comercialización en la zona”, sostuvo, tras remarcar que los vecinos aseguraron que no hay venta de drogas en el lugar, aunque sí consumo.
El terrible asesinato de Paloma y Josué
El asesinato de Paloma y Josué ocurrió el 30 de enero. Ambos adolescentes habían salido presuntamente rumbo al gimnasio y sus cuerpos aparecieron dos días más tarde en un predio abandonado. La autopsia determinó que murieron por traumatismos graves en la cabeza.
Mientras tanto, la Cámara de Apelación y Garantías de Quilmes revocó el 9 de abril la prisión preventiva contra Gonzalo Andrés López, el único detenido que tenía la causa. El comerciante rionegrino está imputado por encubrimiento agravado: su celular comparte IMEI, marca y modelo con el de Josué.
Sin embargo, la Justicia determinó que los teléfonos eran clonados y que el dispositivo fue activado en simultáneo en Río Negro y Florencio Varela, dos meses antes del crimen.