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Se encontraba cazando jabalíes y todo terminó en una dolorosa tragedia con detalles escalofriantes

La madrugada en el norte santafesino suele estar envuelta en un silencio espeso, apenas alterado por los sonidos de la fauna silvestre.

Se encontraba cazando jabalíes y todo terminó en una dolorosa tragedia con detalles escalofriantes

La madrugada en el norte santafesino suele estar envuelta en un silencio espeso, apenas alterado por los sonidos de la fauna silvestre. En ese marco, dos primos se internaron en el campo con un objetivo claro: cazar jabalíes. Pero lo que debía ser una actividad recreativa, terminó en una tragedia que dejó a una familia destruida y a toda una comunidad consternada.

La víctima fue Iván Eduardo Mangold, un hombre de 41 años, oriundo de la provincia de Santa Fe, quien perdió la vida de manera instantánea al recibir un disparo accidental mientras cazaba. El incidente ocurrió en la localidad de Aguará Grande, una zona rural situada a pocos kilómetros de Huanqueros, departamento San Cristóbal.

El contexto de una cacería peligrosa

Según informaron fuentes policiales, Mangold se encontraba cazando junto a su primo, ambos equipados con visores nocturnos, un dispositivo fundamental para detectar animales salvajes durante la noche. La tecnología permite ver en la oscuridad, pero también presenta riesgos cuando no se distingue claramente entre un ser humano y un animal en movimiento.

En medio de esa oscuridad densa, una bala impactó en el cuerpo de Iván, quien cayó desplomado de inmediato. El disparo provino de otro grupo de cazadores que se encontraba en las inmediaciones, a varios cientos de metros del lugar donde se hallaban los primos.

Fue entonces cuando el primo de Mangold, que estaba a unos 600 metros de distancia, corrió desesperadamente hacia el lugar donde su familiar yacía sin vida. Inmediatamente llamó a la policía, pero cuando las autoridades llegaron al campo, el hombre ya había fallecido a causa del impacto del proyectil.

El despliegue policial y la investigación en curso

Al tomar conocimiento del hecho, efectivos de la Sección 13° de Huanqueros de la Guardia Rural “Los Pumas” se dirigieron al lugar para iniciar las tareas investigativas correspondientes. Este cuerpo especializado en delitos rurales tiene experiencia en situaciones vinculadas a la caza ilegal, abigeato y conflictos en zonas de difícil acceso.

Mientras tanto, los Bomberos Zapadores de la ciudad de Rafaela fueron los encargados de retirar el cuerpo de la víctima, realizando las primeras pericias bajo la supervisión del Ministerio Público de la Acusación.

El hecho, aunque en principio se encuadra como un accidente, reabre el debate sobre la práctica de la caza en la provincia de Santa Fe, especialmente en zonas donde la oscuridad y la presencia de grupos dispersos pueden derivar en tragedias evitables.

Una confesión clave: el disparo que no debió ser

Pocas horas después del episodio, los investigadores lograron ubicar a otro grupo de cazadores que se encontraba en las cercanías del lugar. Entre ellos, uno de los hombres confesó haber efectuado un disparo durante la noche, asegurando que confundió a la víctima con un animal, presumiblemente un jabalí, dada la dinámica de la cacería.

Este tipo de errores, aunque infrecuentes, no son inéditos. La caza nocturna con visores, si bien habilitada en ciertas circunstancias, exige niveles extremos de precaución, tanto por las condiciones del terreno como por la posibilidad de cruzarse con otros grupos humanos.

De momento, la persona que efectuó el disparo permanece identificada y a disposición de la justicia, mientras se analizan los elementos balísticos, testimonios y se reconstruye la secuencia de los hechos.

Dolor, consternación y preguntas sin respuesta

La muerte de Iván Eduardo Mangold causó un profundo impacto entre sus allegados, quienes no salen de la conmoción. En redes sociales, vecinos de Aguará Grande y localidades cercanas expresaron su pesar por la tragedia, enviando condolencias a la familia y reclamando mayores controles y protocolos en la práctica de la caza deportiva y recreativa.

“No puede ser que por una confusión termine así una vida”, escribió un amigo de la víctima en su perfil de Facebook. Otros usuarios exigieron la regulación estricta de la caza nocturna y la obligatoriedad de avisar a las autoridades cuando se ingresa a un campo con fines cinegéticos.

Una práctica bajo la lupa: ¿cuán seguras son las cacerías nocturnas?

Aunque muchas veces se la asocia a la tradición rural y al deporte, la caza es una actividad que implica riesgos altos si no se respetan ciertas normas. En este caso, la utilización de visores nocturnos —que amplifican la luz para ver en la oscuridad— permite detectar presas con mayor facilidad, pero también puede generar confusiones fatales si los movimientos humanos se interpretan como animales salvajes.

Además, la falta de coordinación entre grupos de cazadores, la ausencia de comunicación con las autoridades y la carencia de señalización clara en el campo contribuyen a un escenario riesgoso.

Organizaciones ambientalistas y de defensa de la fauna también expresaron su postura tras el hecho, señalando que la caza, aún legal, no está exenta de consecuencias trágicas y que este tipo de episodios demuestra la necesidad de revisar los marcos legales actuales en Santa Fe y otras provincias.

Qué dice la ley sobre la caza en Santa Fe

La provincia de Santa Fe permite la caza menor y mayor bajo ciertos requisitos, entre ellos el uso de licencias habilitantes, permisos del dueño del campo, y el cumplimiento de calendarios y horarios establecidos por la Dirección General de Manejo de Recursos Naturales.

Sin embargo, la caza nocturna plantea un desafío adicional, ya que no todas las zonas están habilitadas para esta modalidad, y muchas veces las prácticas no se ajustan a lo establecido por la normativa.

En este contexto, el caso de Iván Mangold podría convertirse en un antecedente relevante, impulsando nuevas regulaciones o restricciones a nivel provincial.

El futuro de una causa que aún busca respuestas

La investigación sigue su curso en manos del Ministerio Público de la Acusación. Por el momento, no se han dictado imputaciones formales, pero se analiza si la conducta del cazador que disparó puede ser encuadrada como homicidio culposo, es decir, por negligencia o impericia.

Mientras tanto, la familia de Iván espera justicia. Lo que comenzó como una noche cualquiera de caza terminó siendo una pesadilla irreversible para todos los involucrados. Y aunque los hechos parecen claros, las preguntas siguen flotando en el aire: ¿se pudo evitar esta tragedia? ¿Quién asume la responsabilidad cuando una vida se pierde por un error en la oscuridad?