Conductas compulsivas

Adicción al sexo: cómo reconocerla según la ciencia y qué hacer

La adicción al sexo es un trastorno complejo que va más allá de la frecuencia sexual. La ciencia explica cómo identificar sus señales clave y cuáles son las mejores vías para buscar ayuda y recuperarse.

La adicción al sexo afecta a muchas personas y puede impactar gravemente en la vida personal y social. D

La adicción al sexo afecta a muchas personas y puede impactar gravemente en la vida personal y social. D

La adicción al sexo, también conocida como trastorno de comportamiento sexual compulsivo o hipersexualidad, se caracteriza por la incapacidad para controlar los impulsos sexuales, lo que lleva a conductas repetitivas y compulsivas que afectan la vida diaria.

Aunque algunos especialistas llaman “adicción al sexo” a este problema, otros prefieren usar términos como “trastorno de comportamiento sexual compulsivo” o “hipersexualidad”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó esta condición en 2018 dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).

Más allá de la diferencia en la terminología, existe consenso entre profesionales de la salud en que este trastorno impacta significativamente en el funcionamiento del cerebro. Y en ese punto, la neurociencia logró en los últimos años grandes avances para entender lo que ocurre cuando alguien desarrolla este tipo de compulsiones sexuales.

Estudios con resonancia magnética funcional y tomografía por emisión de positrones (una técnica que permite observar la actividad metabólica del cerebro) mostraron que las personas con este tipo de conductas presentan una activación excesiva en el sistema de recompensa del cerebro, particularmente en áreas como el núcleo accumbens y la amígdala, que también están involucradas en otras adicciones como la cocaína, el alcohol o el juego patológico.

También se observó una disminución en el control inhibitorio, lo que sugiere una alteración en el equilibrio entre el deseo y la capacidad de ponerle un freno. Esta desregulación puede generar un círculo vicioso: cuanto más se repite la conducta, más difícil se vuelve controlarla, lo que incrementa la angustia y lleva a repetir el patrón.

Además, varios estudios demostraron que este trastorno puede afectar la memoria de trabajo, la toma de decisiones y el manejo emocional. En algunos casos, esto se traduce en aislamiento social, deterioro de relaciones afectivas y problemas laborales o académicos.

¿Cómo detectar los síntomas de "adicción" al sexo?

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  • Dificultad para controlar el comportamiento sexual o el uso de pornografía: intentos fallidos de reducir o detener la conducta pese a querer hacerlo. (Esto no se refiere a la cantidad o frecuencia, sino a la incapacidad de controlar la conducta aun cuando se desea hacerlo y aunque cause problemas en la vida diaria, según explican estudios científicos que utilizan herramientas como el Sexual Addiction Screening Test (SAST) y el Hypersexual Behavior Inventory (HBI)).

  • Dedicar mucho tiempo a fantasías, conductas sexuales o consumo de pornografía: pensamientos y actos relacionados que ocupan gran parte del día e interfieren con otras áreas de la vida.

  • Persistencia del comportamiento a pesar de consecuencias negativas: continuar con la actividad sexual o consumo problemático aunque afecte relaciones, trabajo o salud.

  • Uso del sexo o la pornografía como mecanismo para aliviar emociones negativas: recurrir a estas conductas para manejar estrés, ansiedad o malestar emocional.

  • Sentimientos de culpa, remordimiento o vergüenza tras la conducta: experimentar malestar emocional después de la actividad sexual o consumo.

Otros aspectos a tener en cuenta, según profesionales, son la necesidad de aumentar la variedad, frecuencia o intensidad para alcanzar el mismo nivel de excitación o alivio.

También es común la tendencia a ocultar las conductas sexuales o las fantasías a personas cercanas, llevando una doble vida. Se puede observar la búsqueda de encuentros o prácticas sexuales en lugares poco habituales o con personas fuera del círculo habitual.

En algunos casos, las personas se involucran en conductas sexuales que implican riesgos legales o para la salud, y pueden experimentar conflictos internos entre su conducta sexual y sus valores morales o espirituales.

Finalmente, es común que quienes atraviesan esta problemática sientan desesperanza, aislamiento o incluso pensamientos suicidas relacionados con su comportamiento sexual.

¿Cómo se puede tratar la adicción al sexo o a la pornografía?

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  • Terapia psicológica: especialmente terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a identificar y modificar pensamientos y comportamientos que mantienen la adicción, además de enseñar técnicas para controlar impulsos y manejar emociones.

  • Apoyo emocional y grupos de ayuda: participar en grupos como Adictos Sexuales Anónimos (ASA) y Sexo Adictos Anónimos (SAA), que siguen el programa de 12 pasos, puede ser fundamental para compartir experiencias y fortalecer el compromiso con la recuperación. Estos grupos cuentan con reuniones presenciales y virtuales en distintas ciudades argentinas.

  • Medicamentos: en algunos casos, siempre bajo aval y supervisión de un profesional de la salud, se prescriben fármacos para tratar síntomas asociados como ansiedad, depresión o trastornos obsesivo-compulsivos que pueden contribuir a la adicción.

  • Cambios en el estilo de vida y establecimiento de límites: aprender a controlar el acceso a estímulos sexuales o pornográficos, fomentar actividades alternativas saludables y mejorar la comunicación en las relaciones personales.

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