Anya Taylor-Joy deslumbra en Netflix con una película que revela aspectos íntimos, desconocidos y complejos de una figura mundial. Furor por la biopic más vista.
Netflix y Anya Taylor-Joy brillan con la mejor película basada en hechos reales y dura menos de 2 horas.
Anya Taylor-Joy protagoniza en Netflix una producción que no pasa desapercibida. Se trata de "Barry", una película dramática de 104 minutos que, aunque fue estrenada en 2016, volvió a capturar la atención gracias a su llegada al catálogo de la plataforma más vista del mundo.
El film, basado en hechos reales, no solo aborda la juventud del expresidente Barack Obama, sino que también revela aspectos íntimos, desconocidos y complejos de su formación como persona y futuro líder.
Barry no es una biografía tradicional ni se centra en logros políticos. Es una historia íntima sobre identidad, pertenencia y conflicto interno. Devon Terrell interpreta a Obama en sus años universitarios. En paralelo, Anya Taylor-Joy es Charlotte Baughman, un personaje que representa las experiencias amorosas del joven Barack, símbolo también de sus dilemas personales y su búsqueda de aceptación.
Con apenas 1 hora y 44 minutos de duración, este drama se apoya en un ritmo reflexivo y escenas cargadas de simbolismo. Dirigido por Vikram Gandhi, el film se ambienta en los años 80 en Nueva York, una época en la que la desigualdad racial, las tensiones culturales y la construcción de identidad eran desafíos cotidianos para muchos jóvenes afroamericanos.
Barry no se enfoca en el político que conquistó la presidencia de Estados Unidos. Elige, en cambio, un enfoque mucho más humano y sensible: mostrar a Barry, el joven que camina por los pasillos de la Universidad de Columbia mientras intenta entender quién es. ¿A qué cultura pertenece? ¿Qué rol juega en un país que aún no logra definirse frente a su propia diversidad?
Los directores decidieron narrar esta etapa sin recurrir al sensacionalismo ni a la solemnidad. A través de un guion matizado y actuaciones sólidas, la película expone el lado más íntimo de un hombre que luego llegaría a cambiar la historia.
Anya Taylor-Joy aporta frescura, pero también profundidad a una historia que se aleja del molde típico de las biografías. Su personaje no existió como tal en la realidad, pero funciona como un complemento narrativo que refleja la vida emocional y social de Obama durante aquellos años de incertidumbre.
Aunque está basada en hechos reales, la película toma ciertas licencias creativas para construir una narrativa cinematográfica más envolvente. Es decir, no todo lo que aparece en pantalla ocurrió exactamente como se muestra, pero eso no resta impacto a la historia que propone.
El personaje de Charlotte, interpretado por Taylor-Joy, por ejemplo, no existió como tal, pero representa un compendio de las relaciones sentimentales que Obama tuvo durante su juventud. De esta manera, se logra profundizar en su mundo emocional sin traicionar la esencia de lo que realmente ocurrió.
Además, el guion aborda con inteligencia los conflictos raciales, culturales y sociales que marcaban la vida en Nueva York en los años 80. Temas como la discriminación, el clasismo o la presión de encajar aparecen reflejados en cada escena, haciendo de Barry una pieza tan política como personal, tan histórica como íntima.
Hay muchas películas sobre grandes figuras históricas. La mayoría se centra en los momentos de gloria, en los discursos más famosos o en los logros políticos. Pero pocas, como Barry, se animan a mostrar la etapa más incierta de una figura pública, cuando aún era un joven con dudas, con miedos y con muchas preguntas sin responder.
La interpretación de Anya Taylor-Joy añade un matiz esencial a esta historia. Su personaje, aunque ficticio, permite humanizar aún más al protagonista y mostrar su lado más vulnerable. Si bien la película no apunta al drama romántico, sí lo utiliza como recurso narrativo para evidenciar los dilemas personales de Obama en su juventud.
Barry no es solo una película sobre Barack Obama. Es una mirada sensible sobre lo que significa crecer en un entorno hostil, sobre cómo se construye la identidad en medio del conflicto y sobre las decisiones pequeñas que definen todo lo que vendrá después.
