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Pasajero murió en pleno vuelo y hay confusión por el lugar donde fue a parar su cuerpo

Mientras la aeronave cruzaba el Atlántico Norte, un pasajero comenzó a manifestar un cuadro médico crítico que culminó en su deceso en pleno vuelo.

Pasajero murió en pleno vuelo y hay confusión por el lugar donde fue a parar su cuerpo

Un vuelo internacional con destino a San Francisco, California, se transformó en el centro de un enigma que aún mantiene en vilo a autoridades aeronáuticas, forenses y policiales en Estados Unidos. Lo que parecía ser un episodio médico trágico pero manejable, dio paso a un desconcertante caso sin precedentes: un pasajero falleció a bordo del avión... y su cuerpo simplemente desapareció.

El incidente ocurrió a bordo de un vuelo de Turkish Airlines que cubría la ruta entre Estambul y San Francisco. Mientras la aeronave cruzaba el Atlántico Norte, un pasajero comenzó a manifestar un cuadro médico crítico que culminó en su deceso en pleno vuelo.

Ante la emergencia, la tripulación consideró realizar un aterrizaje de urgencia en Islandia, específicamente en el aeropuerto internacional de Keflavík, una terminal que ha sido utilizada históricamente para atender desvíos transatlánticos por emergencias médicas.

Sin embargo, tras evaluar las capacidades médicas del lugar y la distancia restante hacia el continente americano, la aerolínea optó por continuar hasta los Estados Unidos, eligiendo aterrizar en el aeropuerto de Chicago O’Hare (ORD), uno de los centros de conexión internacional más grandes del país y ampliamente preparado para manejar aterrizajes de emergencia con asistencia médica y procedimientos forenses.

Al llegar a territorio estadounidense, el vuelo fue autorizado a descender en Chicago, en una decisión que buscaba no solo preservar la salud del resto de los pasajeros, sino también garantizar el correcto tratamiento del fallecido, el cual debía ser bajado del avión, identificado, custodiado y trasladado según los protocolos internacionales de aviación y sanidad.

La aeronave aterrizó sin contratiempos. Según confirmó Ertugrul Gulsen, gerente de la estación de Turkish Airlines en Chicago, el cuerpo fue retirado del avión y, posteriormente, colocado en un vuelo diferente con destino final a San Francisco, su destino original. Sin embargo, hasta el momento no existe información clara ni documentación pública que confirme cuándo ni cómo se llevó a cabo dicho traslado.

A partir de allí, el caso se vuelve turbio. La Oficina del Médico Forense del Condado de Cook, la autoridad encargada de recibir e investigar cuerpos fallecidos en circunstancias extraordinarias dentro de la jurisdicción de Chicago, declaró al medio SFGATE que no tienen registro alguno de haber recibido un cadáver proveniente de ese vuelo.

“No hay constancia de ingreso, ni tampoco informes que se correspondan con una persona fallecida durante un vuelo internacional procedente de Estambul”, afirmaron las autoridades forenses.

Este vacío informativo ha encendido las alarmas: ¿Dónde está el cuerpo? ¿Quién lo recibió? ¿Fue efectivamente embarcado en otro avión? ¿Hubo un error administrativo, o se está ocultando información?

Turkish Airlines, por su parte, se limitó a confirmar el desvío hacia Chicago y el supuesto traslado del cuerpo a San Francisco, pero evitó brindar precisiones. Hasta ahora, no se ha divulgado la identidad del fallecido, ni el número de vuelo alternativo en el que habrían sido enviados sus restos, ni tampoco el nombre de la funeraria o servicio encargado del procedimiento.

Este nivel de hermetismo ha alimentado especulaciones en redes sociales y foros de aviación, donde usuarios y especialistas se preguntan cómo es posible que se pierda un cuerpo bajo estrictos protocolos internacionales.

En general, cuando un pasajero muere durante un vuelo, el cuerpo es conservado dentro de la aeronave hasta aterrizar. Luego, personal forense debe recibir el cadáver, tomar muestras, registrar datos de identificación y emitir certificados. Todo esto, bajo la supervisión de las autoridades aeroportuarias y de salud. Sin embargo, nada de eso parece haber ocurrido esta vez de forma documentada.

Los protocolos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) son claros en materia de fallecimientos durante vuelos: los cuerpos deben ser documentados, y el país receptor debe emitir certificados médicos que confirmen la causa de muerte y el destino final del cadáver.

Además, cada cuerpo debe contar con un formulario de tránsito de restos humanos (HRR, por sus siglas en inglés) que garantiza su seguimiento en todas las escalas.

Pero en este caso, las entidades que normalmente emiten estos documentos aseguran no tener registros ni constancia de que hayan intervenido.

El desconcierto crece no solo por la desaparición del cuerpo, sino por la ausencia de declaraciones oficiales que expliquen qué ocurrió con los procedimientos médicos y forenses. A esta altura, surgen tres hipótesis posibles:

  • Negligencia operativa: El cuerpo fue retirado pero nunca fue correctamente registrado en el sistema forense o aeroportuario, por un fallo humano o logístico.

  • Encubrimiento o desinformación: Alguien dentro de la cadena operativa habría cometido una irregularidad y ahora la aerolínea intenta minimizar el impacto evitando ofrecer detalles.

  • Traslado erróneo o extravío: El cadáver fue embarcado en otro vuelo, pero los registros se extraviaron o se identificó mal el equipaje especial, y por eso nadie sabe ahora dónde está.

A medida que pasan los días, crece la presión pública y mediática para que Turkish Airlines y las autoridades de aviación civil aclaren los hechos. Más aún, la familia del fallecido, cuya identidad aún no se ha dado a conocer, estaría en estado de total incertidumbre, sin poder realizar una despedida digna ni acceder a los restos de su ser querido.

¿Cómo se puede perder un cuerpo en pleno siglo XXI, con todos los sistemas de monitoreo, logística y trazabilidad digital que existen en el transporte aéreo?

Este insólito episodio podría motivar una revisión profunda de los protocolos de emergencia en vuelos internacionales, especialmente en lo referido a fallecimientos a bordo, manipulación de restos humanos y transparencia en la cadena de custodia.

Además, podría derivar en acciones legales o demandas civiles contra la aerolínea, en caso de confirmarse que hubo una falta grave de comunicación o manejo indebido del cuerpo.

Por ahora, el misterio persiste. Y en medio del cielo, entre aeropuertos, formularios, y silencio, una familia espera respuestas. Y un cuerpo, todavía, no aparece.