CRA contra el impuesto Patria: "Para pensar en repartir, primero debemos ser capaces de producir"

CRA contra el impuesto Patria: Para pensar en repartir, primero debemos ser capaces de producir

La dirigencia agropecuaria se encuentra preocupada, en medio de la cuarentena. No por el avance de la cosecha o por los problemas cotidianos que afronta la logística, sino por un problema más de fondo: la falta de respuestas a sus reclamos históricos y la dirección que tomará el gobierno en la salida de esta pandemia.

Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), volvieron a expresar que el reclamo de empresarios que desempeñan actividades productivas, respecto a la necesidad de una reducción de la presión impositiva, "que ya antes de la pandemia implicaba un asedio fiscal insostenible", choca de frente con la idea de crear un nuevo impuesto, que algunos sectores del Gobierno propician: "tratan de justificarlo bajo el manto de la necesidad de ayuda solidaria, al mejor estilo Robin Hood: continuar asfixiando a quien produce para repartir a los sectores más carenciados".

En una editorial titulada "Un tiempo para estadistas", la entidad que forma parte de la Mesa de Enlace hizo hincapié que esa postura va a contramano de los estímulos económicos que otros países diseñan para sostener a sus empresarios: "sus propulsores parecen no comprender que el aparato productivo agropecuario argentino puede volver a erigirse como el pilar fundamental que el país necesita, pero para ello se requiere un mínimo de condiciones de previsibilidad y un contexto económico amigable que lo potencien"

Y agregó que para pensar en repartir, "primero debemos ser capaces de producir". "La recuperación económica post crisis no se cimenta sobre más impuestos sino sobre una mayor y mejor producción que posibilite la asistencia social", argumentó.

También advierte que "no son pocos los pensadores y analistas que consideran que nos enfrentamos a uno de esos momentos bisagra de la historia que marcan el final de una era y el consecuente comienzo de un nuevo tiempo que, sostienen, se caracterizará por un palpable debilitamiento de la globalización y el resurgimiento de peligrosas aventuras de populismos nacionalistas".

Por último, destaca que "como nunca antes, la dirigencia política tiene la oportunidad de evitar la recurrente costumbre de perseguir, oprimir y castigar al buen empresario, aquel que arriesga, invierte y produce sin prebendas ni subsidios, y así ayudar a dejar atrás un modelo de país que sólo parece premiar al delincuente".