Un factor, por ejemplo, serían las variables regulatorias que impulsa Estados Unidos y la lupa que puso sobra la industria la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) de ese país, principalmente para vigilar el trading de las denominadas altcoins.
Al respecto, se estima que un gran número de estas criptomonedas podría ser categorizado como activos financieros, lo que implicaría que quedarían sujetas a la supervisión regulatoria de la SEC. Esta posibilidad genera reacciones adversas en el ecosistema y causa más incertidumbre sobre la industria de las criptomonedas.
En ese sentido, el presidente actual de la SEC, Gary Gensler, expresó que “todas las criptomonedas que no sean Bitcoin (BTC) deberían quedar sujetas a la regulación de la entidad bajo su liderazgo”.
La caída de las criptomonedas
Por primera vez en su corta historia, desde la aparición de Bitcoin en 2008, la cantidad de criptomonedas existentes disminuyó en comparación con el año anterior.
es probable que esta extraña circunstancia ejerza un impacto negativo en el avance de los proyectos por parte de los desarrolladores de la industria cripto.
Es importante aclarar que, en la actualidad, se están llevando a cabo numerosos avances tecnológicos en torno a Bitcoin, Ethereum y otras plataformas ya establecidas. En su mayoría, estos avances no conllevan la generación de criptomonedas o tokens adicionales; sino que, en su lugar, utilizan BTC o Ether (ETH), pero con costos de transacción más reducidos o tiempos de procesamiento disminuidos.
Por último, cabe señalar que probablemente la cantidad efectiva de criptomonedas y tokens en circulación sea mayor que 10.049.
Sin embargo, la mayor mayoría de estos activos digitales no consigue ser incluida en plataformas de intercambio (exchanges), lo cual resulta en que no sean considerados dentro de la clasificación de "criptomonedas disponibles".