Desextinción de especies

Mientras el proceso de "revivir" al pájaro Dodo sigue adelante, descubrieron la causa de su extinción

En el camino por volver a la vida a una especie que desapareció hace 340 años, un científico descubrió datos que rebaten una teoría centenaria.

Roberto Adrián Maidana
por Roberto Adrián Maidana |
El Dodo no era ni gordo ni torpe

El Dodo no era ni gordo ni torpe, dice el científico que busca "volver a la vida" al ave (Foto: A24.com).

"En menos de 100 años, el hombre causó la erosión de la isla de Mauricio y la extinción del pájaro Dodo", sostiene Neil Gostling. Es un biólogo evolutivo de la Universidad de Southampton (Reino Unido) que dirige el ambicioso proyecto de la "desextinción" de esa ave. Con ese término se define al intento de la ciencia de volver a la vida a especies del pasado que se extinguieron. Una especia de "Jurassic Park", pero para "reparar" la acción desmedida del hombre al "apoderarse del ambiente".

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Los esfuerzos de volver a la vida al Dodo ya llevan años y, en este proceso, han surgido datos reveladores que cambian la idea más común que se tiene sobre ese animal que habitó en la isla de Mauricio, en el Océano Índico, muy cerca de África.

El Dodo no era el pájaro gordo y torpe como se lo ha descripto durante siglos. Incluso, en las recreaciones que se han hecho en películas o dibujos animados. Se sostiene habitualmente que por ser un ave gorda no podía volar y que era muy torpe en sus movimientos y sumamente dócil. Por esas características, fue presa fácil del hombre, que lo cazó y comió hasta extinguirlo.

Parte de la historia fue así, pero no porque el ave fuera gorda o torpe. La mano del hombre modificó tanto su entorno, que se transformó en su enemigo número 1 hasta extinguirlo.

El Dodo, ni torpe ni gordo

El pájaro vivía tranquilo en la isla de Mauricio. Tranquilo en el sentido más amplio de la palabra. La isla estaba deshabitada y los animales del lugar no eran un riesgo para el Dodo. Entonces, siguiendo los apuntes científicos de Darwin, al no estar amenazado, el Dodo conseguía su alimento en el piso, no tenía necesidad de volar para comer o protegerse de depredadores. Y ahora, Gostling y su equipo dicen que tampoco era torpe, en parte por ser gordo. Ni lo uno ni lo otro.

Comía lo necesario y sin esfuerzo, por lo que no necesitaba "acumular" energía en su cuerpo (comiendo demasiado). En Mauricio hace calor todo el año, por lo que tampoco necesitaba grasa para protegerse. Por lo tanto, siguiendo los pocos restos que hay de este bicho, una cabeza y parte de sus patas en museos científicos de Oxford, Conpenhague y Praga, las más modernas tecnologías gráficas permiten reconstruir otra fisonomía. Menos gordo y, por lo tanto, no torpe, sino ágil.

La desaparición se explica, básicamente, por la llegada del hombre a Mauricio.

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La mano del hombre modificó tanto su entorno, que se transformó en su enemigo número 1 hasta extinguirlo.

La mano del hombre modificó tanto su entorno, que se transformó en su enemigo número 1 hasta extinguirlo.

El hombre cambió todo hasta provocar la extinción

Como el Dodo no tenía depredadores naturales en Mauricio, su vida -siempre siguiendo a Darwin- estaba muy bien adaptada.

  • No necesitaba volar para consguir comida o protegerse
  • Tenía el alimento siempre a disposición, por lo que no necesitaba "acopiarlo" como reservas en su cuerpo
  • No necesitaba grasa para cuidarse del frío (en Mauricio la temperatura es muy agradable)
  • Como nada lo amenazaba, el Dodo producía un solo huevo. No necesitaba crías en gran número porque la supervivencia no era un riesgo.

Pero todo comenzó a cambiar en 1598. En ese año, llegaron los primeros conquistadores holandeses y luego portugueses. Se encontraron con una isla virgen, con amplios bosques y en ellos, correteando, el Dodo, el pájaro que no necesitaba volar y que, además, se mostró amistoso y dócil con el hombre. Una combinación tremenda que lo llevó a la extinción.

El hombre cambió todo en muy poco tiempo. Trajo perros, monos y cerdos que se reprodujeron en la isla de Mauricio. Si el Dodo no tenía enemigos, menos esas especies "importadas". En cambio, monos, perros y también los cerdos comenzaron a cazar a los dodos.

El segundo problema fue que sí era un ave grande. Medía 1 metro de alto y pesaba alrededor de 20 kilos. Encima, dócil. Por lo tanto, era más "rendidor" como alimento que las gallinas. Y al ser dócil, el alimento de los hombres estaba garantizado. Allí se puede encontrar la explicación de por qué se la consideró como un ave "gorda". Así como hoy se hace con los pavos o los gansos, se los engordaba deliberadamente para tener, entonces, más carne para comer. Esa gordura provocada por el hombre le pudo hacer perder habilidad, pero no era torpe de antemano.

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También se comían sus huevos, pero como el Dodo ponía solo 1 por período, pronto su población comenzó a disminuir.

El último golpe fue indirecto. El hombre deforestó Mauricio para llevar el ébano de la isla a Europa, para los muebles en las ciudades y palacios. Eso modificó radicalmente el ambiente de la Isla. El Dodo perdió muchas fuentes de sus alimentos y, además, con menos bosques, se quedó sin refugios, ante la creciente amenaza de los perros, monos, cerdos y el hombre, por supuesto.

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Por lo tanto, esa combinación de amenazas fueron demasiadas para el Dodo. Tal vez repetir durante siglos que fue un animal "gordo, dócil y torpe" sirvió como excusa para disimular la responsabilidad del hombre por su extinción. Pero solo un dato demueles ese "argumento".

En 1598 llegó el hombre a Maurico, la isla de los dodos. En 1662 se documentó por última vez un ave de esas con vida. No fue por gordo o por la presunta torpeza del Dodo. El hombre, a sabiendas o no, desplegó una serie de acciones que lo llevaron a la extinción.

En portugués, la palabra "doudo" significa "loco". En neerlandés "dadaar" significa "cola gorda". De allí provendría el nombre Dodo. Pero en realidad, sería más justo llamarlo "Depraedatus" porque "ave depredada" en latín (la forma usada en la ciencia para llamar a animales y plantas) se dice "Depraedatus avem".

Si se logra desextinguirlo, será un acto de reparación para el afable Dodo.

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