Un grupo de científicos está tratando de revivir al mamut lanudo que desapareció hace 4000 años y ya consiguieron la financiación para poder concretar el proyecto.
Un grupo de científicos está tratando de revivir al mamut lanudo que desapareció hace 4000 años y ya consiguieron la financiación para poder concretar el proyecto.
Se trata de los genetistas dirigidos por el especialista George Church, de la Facultad de Medicina de Harvard, que ya han logrado clonar con éxito a animales en peligros de extinción y pueden secuenciar el ADN extraído de los huesos, inclusive de especies extintas hace mucho tiempo.
Como en la película de Steven Spielberg Jurassic Park, los científicos imaginan poder volver a ver sobre la tierra al gigante de la edad de hielo en el que fue su hábitat natural.
Los expertos recibieron un gran impulso en las últimas horas con el anuncio de una inversión de 15 millones de dólares. Los defensores del proyecto sostienen que traer de vuelta al mamut en una forma alterada podría ayudar inclusive a restaurar el frágil ecosistema de la tundra ártica, combatir la crisis climática y preservar el elefante asiático en peligro de extinción, con quien el mamut lanudo está más estrechamente relacionado.
“Nuestro objetivo es tener nuestros primeros animales en los próximos cuatro a seis años”, dijo el empresario tecnológico Ben Lamm, quien junto con Church cofundó Colossal, empresa de biociencia y genética para respaldar el proyecto.
No obstante el proyecto genera también científicos detractores que creen que plantea problemas éticos. El objetivo, explicaron miembros del equipo de genetistas, no es clonar un mamut, pues el ADN que los científicos han logrado extraer de los restos de un mamut lanudo congelado está demasiado fragmentado y degradado. Por este motivo, intentarán crear, a través de la ingeniería genética, un híbrido de elefante-mamut viviente y ambulante, que sería visualmente similar a su predecesor extinto.
Ambas especien comparten gran parte de su ADN y Church confía en que sólo hará falta modificar cincuenta genes para que el nuevo híbrido pueda vivir a menos 40 grados bajo cero. Aunque, el genetista aclaró: “Francamente, no sabemos exactamente cuál es el número”.