Sin embargo, toda esa confianza y valor se fueron desvaneciendo. Robinho jamás pudo demostrar en el Real Madrid lo que lo había caracterizado en el Santos. Aunque el Real Madrid había puesto su fe en él, a tal punto que llegó a usar el número 10, el jugador no pudo hacerse de la responsabilidad que involucraba tanto poder, y su nivel decreció rápidamente.
El club español se dio cuenta de su error y empezó a desprenderse de él. No hay segundas oportunidades en el ámbito de los grandes, Robinho perdió terreno y su brillo se fue opacando.
El Balón de Oro nunca llegó y su carrera llegó al ocaso. Fue irreversible. Volvió al fútbol brasileño. Dos veces al Santos y una al Atlético Mineiro. Pasó también por el Manchester City y por Milan.
Ya opaco, se fue al Estambul Baakehir en Turquía, en una especie de exilio futbolístico. Allí jugó dos temporadas. En 2020 volvió al Santos para terminar su carrera por una causa de violencia de género. El escándalo lo obligó a retirase del fútbol profesional, y desapareció de la vida pública. En marzo de 2021 fue condenado a nueve años de prisión por una violación en manada a una joven albanesa en 2013.