Flora Moyano, según indicaron fuentes cercanas a la investigación, estaba decidida a cortar definitivamente el vínculo con Molina Corvalán, algo que éste no habría aceptado. Esa decisión, según presumen los investigadores, habría desencadenado el ataque fatal.
La revelación del prontuario de Walter Jesús Molina Corvalán no hizo más que intensificar la indignación social. El hombre, con un largo historial de delitos violentos, estaba cumpliendo una condena por abuso sexual con acceso carnal, impuesta en octubre de 2015. A pesar de contar con informes técnicos negativos, se le concedieron salidas transitorias.
La ministra de Seguridad de Mendoza, Mercedes Rus, fue tajante en sus declaraciones. A través de sus redes sociales, compartió una cronología de las condenas del presunto femicida:
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Abuso sexual con acceso carnal – octubre de 2015
Amenazas simples – julio de 2015
Amenazas agravadas – febrero de 2009
Robo agravado en concurso real – diciembre de 2003
Homicidio – octubre de 2000
Además, informó que Molina Corvalán había sido investigado por una decena de causas más, entre ellas tentativa de hurto, robo con agravantes, amenazas calificadas y encubrimiento.
“Un abusador reincidente y ahora femicida con salidas transitorias pese a los informes técnicos negativos. Una víctima que no fue protegida”, denunció Rus en su cuenta oficial de X (ex Twitter).
Poco se sabía de Flora hasta su trágico final. Tenía 60 años y una vida marcada por la discreción y el trabajo silencioso, según señalaron allegados. Algunos vecinos indicaron que la mujer había sufrido violencia durante años y que, recientemente, había mostrado signos de querer alejarse definitivamente de su expareja.
Flora murió en manos de un hombre que, según los registros, ya había matado antes. La posibilidad de que este sujeto estuviera en libertad, incluso parcialmente, pese a su peligrosidad documentada, desató una ola de indignación en Mendoza y en todo el país.