El primer paso será dado por el secretario privado del rey, quien será el encargado de comunicar oficialmente la noticia a la primera ministra del Reino Unido. Luego, se informará al resto de los gobiernos que integran la Commonwealth. Casi en simultáneo, una agencia de noticias local emitirá una alerta para anunciar públicamente el fallecimiento, tanto a nivel nacional como internacional.
El operativo incluye también disposiciones sobre seguridad, actos oficiales, luto nacional, cobertura mediática y la organización de las exequias. Estas ceremonias están pensadas no solo como un homenaje al monarca, sino también como una afirmación del orden institucional y la transición hacia el nuevo rey o reina.
Aunque se trata de un procedimiento habitual en las monarquías, la preparación anticipada de este tipo de protocolos suele generar conmoción y especulaciones en la opinión pública, especialmente por el delicado estado de salud de Carlos III, que asumió el trono tras la muerte de su madre y reina más longeva de la historia británica.
La pelea de los hermanos William y Harry: ¿Hay reconciliación?
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Apenas dos años separan en edad al príncipe William y al príncipe Harry. La trágica muerte de su madre, la recordada Lady Di, los unió como pocas veces se ve entre hermanos. Compartieron una infancia marcada por la complicidad y una desconfianza compartida hacia Camilla Parker Bowles, la mujer que irrumpió en la historia de amor —y ruptura— de sus padres.
Durante años crecieron hombro a hombro. Pero la adultez les trazó caminos distintos. La boda de William con Kate Middleton fue celebrada como una bocanada de aire fresco para la monarquía británica, entonces aún bajo la rígida influencia de la reina Isabel II.
Más tarde, Harry, el menor y siempre señalado como el más díscolo, conoció a Meghan Markle. Aunque en un principio pareció encontrar estabilidad, su elección no fue del todo bien recibida por la corona: actriz, estadounidense, divorciada y afrodescendiente, Markle encarnaba todo lo que la tradición real no estaba preparada para aceptar. Para complicar aún más las cosas, la relación entre Meghan y Kate se enfrió con rapidez. Mientras Kate se adaptó sin fisuras al protocolo y al rol de futura reina, Meghan eligió marcar su propio camino, lejos de las reglas palaciegas. Esa tensión se trasladó también al vínculo entre los hermanos, algo que Harry dejó en claro en su autobiografía, Spare (En la sombra en español).
Sin embargo, los vientos podrían estar cambiando. Tras la reciente aparición de William, Kate y sus hijos mayores en la final de Wimbledon, comenzó a circular una versión que sacudió a los medios especializados en realeza: habría gestiones discretas —casi diplomáticas— para facilitar un reencuentro entre William y Harry. La razón detrás de este posible acercamiento no es menor: la salud del rey Carlos III y el escenario inevitable de su fallecimiento obligan a la familia real a intentar cerrar filas, al menos entre los herederos directos.