Para todos los seguidores de Entrevías en Netflix, la serie con José Coronado y Luis Zahera, este thriller español con apenas una temporada te atrapa desde el primer capítulo.
Si te gustó Entrevías en Netflix con José Coronado y Luis Zahera, esta es la serie española ideal para ver.
Perdida es el nuevo thriller español disponible en Netflix que, a pesar de su apariencia genérica, logra destacarse por su guion, ritmo narrativo y el retrato de personajes que rompen esquemas. Por eso es la más elegida por todos los fanáticos de Entrevías, la serie protagonizada por José Coronado y Luis Zahera en la misma plataforma de streaming.
La historia, ambientada en Colombia, arranca con una premisa reconocible: un padre que busca a su hija desaparecida. Pero lo que sigue no es la típica telenovela carcelaria o policial latinoamericana, sino una propuesta ambiciosa que juega con las expectativas del espectador y se anima a desafiar los códigos de su género.
Todo indica, desde su tráiler hasta sus primeras escenas, que Perdida podría ser una más del montón. Narcotraficantes, cárceles, corrupción y una trama marcada por la desesperación paterna. Sin embargo, en lugar de reiterar fórmulas, la serie se propone usarlas para luego desarmarlas. Y ahí radica su fuerza.
Desde la primera secuencia, con una vista aérea de Bogotá, se percibe un aire de tensión. El protagonista, Antonio Santos (interpretado por Daniel Grao) se prepara en un hotel para un plan cuyo objetivo aún no conocemos. Lo que parece ser una operación de narcotráfico se convierte en algo mucho más complejo. La serie no tarda en mostrar que la entrada del protagonista en el sistema penitenciario no fue fruto del azar, sino parte de una estrategia perfectamente planeada.
Antonio no está allí por error ni por ambición. Lo guía un dolor profundo: la desaparición de su hija, Soledad, años atrás. Su plan para acercarse a quienes podrían estar involucrados lo lleva a cruzar fronteras físicas y legales. Su objetivo no es sobrevivir a la cárcel, sino llegar a alguien dentro de ella. Esa desesperación disfrazada de control se convierte en el motor que impulsa toda la narrativa.
Mientras tanto, aparece Angelita, interpretada por Adriana Paz, una abogada con conexiones poderosas en Colombia, que se suma a la historia no solo como aliada sino también como personaje clave para entender la complejidad emocional y política de la serie. Su personaje no se revela de inmediato, sino que se construye a través de pequeñas escenas, silencios y diálogos calculados. Lo que en un primer momento parece un personaje secundario, termina siendo central para la evolución del conflicto.
Filmada entre Valencia y Bogotá, Perdida es una coproducción hispano-colombiana que se emitió originalmente en Antena 3, y que pasó sin demasiada repercusión por la televisión abierta. No ayudó su campaña de marketing, que no supo destacar los elementos que hacen diferente a esta ficción.
Con su llegada a Netflix, la serie encontró una nueva vida. Y es allí donde muchos usuarios comenzaron a redescubrirla, comparándola incluso con fenómenos como Entrevías, La casa de papel o Vis a vis. No porque repita sus fórmulas, sino porque logra lo que aquellas lograron en su momento: cautivar desde el primer episodio.
Con apneas una temporada de 11 episodios, uno de los grandes aciertos del guion es su estructura temporal. En lugar de contarlo todo de una vez, la historia se va revelando mediante flashbacks. Cada recuerdo del pasado de Antonio aporta una capa más al drama, y explica decisiones que, de otro modo, parecerían exageradas. La alternancia entre presente y pasado es constante, pero nunca confusa.
A medida que se revela el secuestro de Soledad y la desolación de sus padres, el espectador comprende el nivel de desesperación que empujó al protagonista a cruzar fronteras morales y físicas. Pero también se explora la política penitenciaria, la violencia institucional y la corrupción, sin caer en el estereotipo vacío.
Quienes se aventuren a buscar la serie Perdida en Netflix encontrarán una ficción de calidad, que sorprende no solo por su historia sino por cómo decide contarla.