CONMOCIÓN

Tenía 2 años, andaba en bicicleta en la puerta de su casa y un automovilista le arrebató la vida

El hecho de que un auto atropelló a una nena de dos años conmocionó a toda una comunidad en Córdoba. Esto fue lo que sucedió.

Imagen genérica para ilustrar la nota. 

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Un auto atropelló a una nena de dos años en el barrio Ciudad de Mi Esperanza, en la zona este de Córdoba Capital, y la tragedia no tardó en hacerse sentir en cada rincón de la comunidad. Todo ocurrió durante la tarde del martes, cuando la pequeña jugaba en su bicicleta, a escasos metros de la puerta de su casa. En cuestión de segundos, la calma se transformó en desesperación.

El impacto fue violento. El conductor del vehículo no logró frenar a tiempo y embistió a la niña, que circulaba sin compañía adulta. El golpe dejó a la menor tendida sobre el asfalto, en un cuadro de extrema gravedad. Sus padres, que se encontraban dentro de la vivienda, salieron corriendo al escuchar el golpe y los gritos de vecinos.

Rápidamente, se inició un desesperado intento por salvarle la vida.

Asistencia inmediata y traslado urgente

La menor recibió los primeros auxilios por parte de sus propios padres y del conductor del automóvil, quien descendió inmediatamente tras el accidente. La escena fue dramática. Algunos vecinos intentaron contener a la familia mientras otros llamaban a emergencias.

Pocos minutos después, una ambulancia llegó al lugar y trasladó a la pequeña en estado crítico hacia el Hospital de Niños de Córdoba. Ingresó al centro médico con diagnóstico de traumatismos múltiples. Desde el primer momento, el equipo médico activó el protocolo de emergencia.

Según fuentes del hospital, los daños sufridos eran de extrema complejidad.

Lucha contra el tiempo: el esfuerzo por salvarle la vida

Los médicos realizaron todo lo posible por estabilizarla. Durante la noche del martes, la nena permaneció en terapia intensiva bajo vigilancia constante. La familia aguardaba fuera de la sala, aferrada a la esperanza.

Pero los pronósticos eran reservados. Las lesiones internas, junto a los múltiples traumatismos, mantenían comprometido su estado general.

Finalmente, cerca del mediodía del miércoles, los profesionales confirmaron lo peor: la niña había fallecido a causa de las heridas. La noticia dejó en shock a familiares, vecinos y al propio personal médico que había luchado por salvarla.

El impacto social: barrio paralizado por el dolor

Ciudad de Mi Esperanza es un barrio popular, habitado por familias jóvenes y trabajadores. La noticia se propagó rápidamente, generando una ola de consternación entre los vecinos. Muchos de ellos presenciaron el accidente o sus momentos posteriores.

Al día siguiente, el silencio se apoderó de la cuadra. No hubo movimiento habitual de niños jugando en la vereda, ni risas en los patios. Solo lamentos, abrazos y muestras de apoyo para la familia.

“La conocíamos todos, era una nena muy alegre, siempre en su bici”, relató una vecina que prefirió no dar su nombre. Otro vecino agregó: “Ese lugar no es muy transitado, por eso nadie pensó que algo así podía pasar”.

Qué se sabe del conductor y cómo continúa la investigación

Según confirmaron fuentes policiales, el conductor del vehículo involucrado en el hecho se quedó en el lugar y colaboró con la familia en los primeros auxilios. Luego fue trasladado por la policía para tomarle declaración.

No se encontraba bajo los efectos del alcohol, según revelaron las primeras pruebas realizadas. Aun así, la investigación continúa para determinar las circunstancias exactas del hecho.

Las autoridades trabajan con testimonios de vecinos y análisis de cámaras de seguridad cercanas. Hasta el momento, el conductor no ha sido imputado, aunque eso podría cambiar dependiendo de los resultados de la investigación.

El peligro invisible: calles barriales sin control

Este caso vuelve a poner sobre la mesa una problemática urbana que muchas veces pasa desapercibida: la circulación de vehículos en calles internas de barrios residenciales. A menudo, estos espacios no cuentan con señalización adecuada, reductores de velocidad ni dispositivos que garanticen la seguridad de peatones, y menos aún de niños.

“Lo venimos pidiendo hace años. Esa calle no tiene lomos de burro ni carteles. Es un barrio lleno de chicos, ¿cómo no van a poner nada?”, se quejó un residente del lugar.

Las autoridades municipales aún no han emitido un comunicado oficial, aunque se espera que lo hagan en las próximas horas. Mientras tanto, los vecinos preparan una solicitud conjunta para exigir medidas de seguridad vial urgentes.

El dolor de una familia y una comunidad en duelo

El cuerpo de la niña fue entregado a sus familiares durante la tarde del miércoles. El velatorio se realizó en una pequeña sala local, acompañado por un centenar de vecinos, amigos y allegados que acudieron a despedirla.

“Es un dolor que no se puede explicar. La casa está en silencio, no se escucha su voz ni sus risas”, dijo entre lágrimas una tía de la menor. En tanto, se organizan cadenas de oración y gestos de apoyo para los padres, completamente devastados.

Un llamado a la conciencia colectiva

Este trágico episodio nos recuerda que cada segundo cuenta cuando hablamos de niños pequeños y vehículos. La combinación de falta de infraestructura, escasa concientización vial y el ritmo acelerado de la vida cotidiana puede derivar en consecuencias irreversibles.

No se trata solamente de responsabilidad individual, sino también de políticas públicas eficaces y de una cultura ciudadana que priorice la seguridad por encima de la urgencia.

“El dolor no se va a ir, pero al menos que sirva para que algo cambie”, expresó un vecino al ser consultado por medios locales.