Esta conversación, que es del 7 de enero de 2023, continúa con más texto de Yáñez: “A mi no me vengas con cosas de psicópata que se quiere morir. No te creo ni lo que comés. Antes de ayer eras una persona que me daba todo para evitarse una denuncia más. Hoy sos otra persona que no responde a mis requerimientos. Pero se terminó Fabiola la que perdonaba y hacía lo que vos y tu gente me decían que hiciera (...) Durante 14 años me enfermaste con tu proceder enfermizo de tener 20 mujeres a la vez”.
El mensaje de Fabiola fue respondido por el expresidente: “Y mi vida es penosa. Solo espero morirme solo en el departamento y que alguien me encuentre y te avise. Es el único destino que veo” (...) Te he dicho mil veces que lo intento. Te he dicho mil veces que nada les va a faltar. No tergiverso nada. Hace tres días que solo pienso en nosotros y en lo que nos pasó y estoy sacando algunas conclusiones que tal vez me gustaría compartir con vos. No pretendo que las compartas. Pretendo que escuches lo que yo creo”.
En su extenso descargo, Fernández continúa: “Estar en política supone estos dolores que vos no estabas preparada para soportar. Yo no te enterré. A mi todos los días me tiran paladas de tierra. Vos me tiraste paladas de tierra también. Pero no es este el modo en que debemos hablar. Debemos ser capaces de encontrar un momento para hablar aunque sea por zoom y tratar de mitigar el dolor que cada uno siente”.
En medio de una relación atravesada por el desgaste y las tensiones, Alberto Fernández intentó calmar a Fabiola con promesas materiales. “Si querés hacerlo, yo estoy dispuesto. Por lo material, no te preocupes. Nada te faltará”, le aseguró el expresidente, en uno de los tantos mensajes recuperados del peritaje judicial.
La ex primera dama, sin embargo, le respondió con un ultimátum que reflejaba su hartazgo: “Decime hoy si me vas a ayudar o no o a partir de mañana empiezo yo a ganarme la vida, aceptando lo que me ofrezcan. Ya no te espero ni te aguanto más nada. Así que pensá y decime cómo lo vas a solucionar”.
La conversación siguió escalando y, en uno de los intercambios más delicados del expediente, Fernández le envió una advertencia cargada de tensión: “Chantajearme con mi hijo y mi libertad y vas a saber quién soy. Solo eso”.
Esa frase, descontextualizada de cualquier discusión puntual, fue señalada en el expediente judicial como una muestra del nivel de hostilidad que atravesaba el vínculo.