Reducí el riego, pero con inteligencia
Durante el invierno, muchas plantas entran en un estado de letargo o reposo vegetativo. En este período, su consumo de agua disminuye drásticamente. Uno de los errores más comunes es continuar con la misma frecuencia de riego que en verano.
El truco está en tocar la tierra antes de regar. Si todavía está húmeda, conviene esperar unos días más. Además, el agua debe estar a temperatura ambiente. Regar con agua fría puede generar un “shock térmico” en las raíces. Un consejo extra: regá durante la mañana, para que la planta tenga el día entero para absorber el agua antes de que bajen las temperaturas nocturnas.
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Aislalas del frío con elementos cotidianos
Una solución simple y casera es utilizar materiales que tenés en casa para proteger tus plantas del frío. Podés cubrir las macetas con papel de diario, cartón o bolsas de arpillera para mantener la temperatura de la tierra. Si tenés plantas en el balcón, una buena idea es colocarlas sobre madera o espuma aislante, evitando el contacto directo con el suelo helado.
También podés agrupar varias plantas juntas, ya que compartir calor entre ellas genera un microclima más cálido. Este truco es especialmente útil en invernaderos improvisados o espacios cerrados con buena ventilación.
No fertilices en exceso: menos es más
En invierno, muchas especies dejan de crecer o lo hacen muy lentamente. Aplicar fertilizantes durante esta época puede resultar contraproducente, ya que forzarás a la planta a activarse cuando debería estar en reposo.
El consejo es claro: suspendé el abono durante los meses más fríos y retomalo recién a fines de agosto o principios de septiembre, cuando las temperaturas empiecen a subir. Solo en casos excepcionales y con plantas tropicales que permanecen activas podés usar fertilizantes líquidos muy diluidos.
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Ventilación controlada: que no se asfixien ni se congelen
El aire fresco es necesario, pero los cambios bruscos de temperatura pueden ser mortales. Si mantenés tus plantas dentro de casa, abrí las ventanas unos minutos al día para renovar el aire, pero evitá que reciban el viento directo.
Además, alejarlas de fuentes de calor como estufas o calefactores es vital. Estos aparatos resecan el ambiente y pueden afectar las hojas. Una solución útil es colocar un recipiente con agua cerca de las plantas para aumentar la humedad ambiental, o incluso utilizar un humidificador.
Trucos de expertos para plantas específicas
No todas las especies reaccionan igual al frío. Por eso, vale la pena tener en cuenta algunos consejos según el tipo de planta que tengas:
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Suculentas y cactus: Necesitan muy poca agua y mucha luz. Evitá que les llegue la escarcha directamente.
Helechos y plantas tropicales: Requieren ambientes más húmedos, lejos del frío y del sol directo.
Aromáticas como albahaca o menta: Son muy sensibles al frío. Lo mejor es cultivarlas en macetas móviles y llevarlas al interior durante el invierno.
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Creá un mini invernadero con lo que tengas en casa
Si no contás con un invernadero real, podés improvisar uno con botellas plásticas, frascos de vidrio o cajas de almacenamiento transparentes. Solo necesitás cubrir la planta (sin tocarla) para conservar el calor y la humedad.
Este truco casero es ideal para plantas pequeñas o esquejes. Además, podés dejar una abertura para permitir la ventilación y evitar la condensación excesiva, que puede causar hongos.
Iluminación artificial: una aliada silenciosa
En zonas donde el invierno es muy oscuro, la luz natural puede no ser suficiente. En esos casos, una lámpara LED de espectro completo puede ayudar. No hace falta una instalación profesional: muchas se enchufan como una lámpara de escritorio y cumplen con su función.
Usalas entre 6 y 10 horas al día, dependiendo de la planta. Este recurso es especialmente útil para orquídeas y otras plantas de floración continua.
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Cuidados extra para plantas de exterior
Si tenés un jardín, el desafío es aún mayor. Las heladas pueden arrasar con todo en una sola noche. Para proteger las raíces, una técnica eficaz es cubrir el sustrato con mantillo, paja o corteza de pino. Este “acolchado natural” ayuda a conservar el calor del suelo.
En plantas grandes, podés envolver las ramas con tela antihelada o incluso con sabanas viejas, siempre que estén bien sujetas para evitar que el viento las vuele. También es recomendable regar antes de una helada anunciada, ya que el suelo húmedo conserva mejor el calor.
Preparación previa: lo que hagas en otoño define tu invierno
El cuidado en invierno empieza mucho antes. Podar las plantas en otoño, cambiar de maceta si es necesario y asegurarse de que el sustrato tenga buen drenaje son medidas preventivas que facilitarán su supervivencia.
Además, observar las plantas regularmente es clave. Detectar hojas caídas, manchas o signos de deshidratación a tiempo puede evitar que el problema se agrave.