Durante los siglos XVIII y XIX, decenas de expediciones europeas llegaron a la Patagonia en busca de minerales y tierras. Muchos de esos mapas detallaban zonas que hoy no aparecen en ningún GPS. Algunos exploradores reportaron territorios enteros con características geológicas únicas, pero los registros posteriores fueron modificados o desaparecieron misteriosamente.
Hay múltiples leyendas sobre caravanas españolas que transportaban oro y que jamás llegaron a destino. Una de las teorías más impactantes afirma que, huyendo de un posible saqueo indígena, un grupo de soldados enterró cofres de oro en una zona entre Neuquén y Chubut. Nunca más se supo de ellos, y la zona fue declarada “inaccesible” por décadas.
El misterio bajo el hielo: ¿Qué hay enterrado en los glaciares?
Otro foco conspirativo apunta a los glaciares patagónicos. ¿Qué secretos se esconden bajo toneladas de hielo? Algunos investigadores independientes aseguran que, en plena Guerra Fría, servicios de inteligencia internacionales exploraron zonas como el Campo de Hielo Sur buscando “objetos de valor” no especificados.
En pueblos como Lago Posadas, Gobernador Gregores o Perito Moreno, todavía circulan testimonios de baqueanos que recibieron mapas “heredados” con supuestas ubicaciones de metales preciosos. Algunos intentaron llegar... y nunca volvieron. Otros hablan de zonas restringidas que, sin explicación lógica, no aparecen en Google Maps u otras aplicaciones satelitales.
Aunque muchos lo descartan como mito o leyenda, lo cierto es que los mapas existen, las desapariciones también y los documentos están. Solo es cuestión de iniciar la expedición
Según el Código Civil y Comercial de la Nación, en su artículo 2.508, se considera tesoro a toda cosa mueble (como joyas, monedas o metales preciosos) oculta o enterrada, cuyo dueño no pueda determinarse.
Hay dos escenarios:
- Si lo encontrás en tu propio terreno, el tesoro te pertenece por completo.
- Si lo descubrís en propiedad ajena o del Estado, se reparte en partes iguales: 50% para el descubridor y 50% para el propietario del terreno (o el Estado, si es un parque nacional o tierra fiscal).
Además, si el hallazgo tiene valor histórico o arqueológico, el Estado puede intervenir para protegerlo como patrimonio cultural. En ese caso, no podés venderlo libremente, pero sí podés recibir una recompensa.