"Me quisieron matar. Pero estoy bien. Sólo quiero a mis gatos. No pido nada imposible. Un montón de presos tienen gatos. Además acá está lleno de ratas", dijo Gil Pereg.
El asesino tenía más de una veintena de gatos en su casa y, cuando la revisó, la policía encontró algunos disecados y otros enterrados.