Perfiles

El "niño burbuja": la historia del chico que creció aislado del mundo

Sin sistema inmunológico, David Vetter vivió durante 12 años en un dispositivo de plástico que lo protegía de los gérmenes. El "niño de la burbuja" causó conmoción durante la década del 70.
Ayelén Bonino
por Ayelén Bonino |
David Vetter

David Vetter, junto a sus juguetes. Fuente: Baylor College Of Medicine Photo Archives. 

David Vetter, más conocido como el “niño de la burbuja”, nació el 21 de septiembre de 1971 en la ciudad de Conroe, al norte de Houston, en Texas, Estados Unidos. Su vida fue corta y vertiginosa. Sin sistema inmunológico, fue colocado apenas nació en una burbuja de plástico que lo protegía de los gérmenes del exterior. Ese habitáculo fue su refugio durante décadas.

Sin contacto directo con humanos, creció en soledad y su caso fue seguido al detalle por los medios de la época. El “niño de la burbuja” conmocionó al mundo y abrió un fuerte debate sobre la situación de aislamiento en muchos pacientes.

David Vetter: el "niño burbuja"

Carol Ann y David Vetter Junior tuvieron a su primer hijo varón, David III, en 1970. El bebé había nacido con inmunodeficiencia combinada severa (SCID por sus cifras en inglés), una enfermedad del sistema inmunológico que lo volvía vulnerable al menor contacto con gérmenes. Los médicos le realizaron una transfusión, pero, a pesar de sus esfuerzos, el niño no logró sobrevivir y murió a los seis meses.

Aunque ya tenían una nena, los Vetter estaban ansiosos por tener un hijo que continuara con su apellido y deseaban agrandar la familia. Los médicos les dijeron que, si optaban por tener otro chico, tendría 50 por ciento de probabilidades de nacer con SCIDS. En caso que así fuera, les ofrecieron la posibilidad de colocarlo dentro de un aislador estéril hasta encontrar una cura.

Los profesionales pensaban que solo era cuestión de tiempo. El proyecto de investigación se financiaría, además, con subvenciones federales. Los padres, predispuestos a seguir con el plan, no opusieron resistencia ni reparos.

El segundo hijo varón de los Vetter finalmente llegó el 21 de septiembre de 1971 en el Texas Children’s Hospital de Houston. Se llamó David Joseph Vetter y también nació con de SCIDS. Debido a eso, el niño tuvo poco contacto con el mundo. Diez segundos después de que lo sacaran del útero, fue colocado dentro de una cápsula de plástico.

David vetter niño burbuja.jpg
David Vetter, poco después de nacer.

David Vetter, poco después de nacer.

Debido a su afección, el cuidado de David requería extrema precisión. Su habitáculo tenía diferentes ambientes y paredes transparentes con esclusas para ingresar o sacar cosas.

Esta especie de burbuja estaba equipada, también, con guantes de goma para que sus padres y el personal pudieran alzarlo, cambiarle los pañales y alimentarlo. Toda su comida, además, tenía que ser esterilizada a través de un proceso que consistía en colocar los productos en una cámara llena con óxido de etileno.

David no podía abandonar su refugio por nada y observaba a la gente a través del plástico. En su cumpleaños, por ejemplo, su madre solía llevarle torta y el niño veía a su familia soplar las velas por él. Otra constante en su vida era el rugir de los motores que mantenían la burbuja inflada, lo que provocaba que oyera poco a quienes se encontraban cerca.

A medida que David crecía, las burbujas fueron reemplazadas por modelos más grandes. También se instaló una en la casa de los Vetters, en Conroe, donde el bebé pasaba dos a tres semanas seguidas al mes.

David Vetter niño burbuja.jpg
Así era alimentado David Vetter, el

Así era alimentado David Vetter, el "niño burbuja". Fuente: Baylor College Of Medicine Photo Archives

Aunque su vida era por demás singular, su desarrollo físico fue precoz. A los ocho meses, ya podía sentarse, pararse solo y dar algunos pasos. Su lenguaje, por otro lado, se desarrollaba de forma lenta. No balbuceaba ni se relacionaba a través de la voz, los gestos o el juego. Para corregir el problema, el hospital capacitó al personal en la materia.

En cuanto a la enseñanza formal, comenzó con tutores en su casa y en segundo grado se llegó a conectar un altavoz a un salón de clases en las escuelas Lamar Elementary y Wilkerson Intermediate, donde participó de discusiones e incluso compitió en concursos de ortografía.

Aunque David era un niño inteligente, la mayor dificultad en su desarrollo tenía que ver con la percepción visual. Después de haber pasado toda su vida en lugares cerrados mirando por las ventanas, no podía imaginar espacios en tres dimensiones.

Cuando Mary Murphy, una de sus psicólogas, le pidió, por ejemplo, que definiera un árbol, él respondió que era un rectángulo marrón con un óvalo verde en la parte superior. Según consignó el medio Houston Press, la mujer quedó asombrada de que un niño de pocos años supiera tanto sobre geometría y tan poco sobre la vida real.

A medida que crecía, el carácter de David también se fue moldeando en torno al encierro. El día que quisieron inaugurar una sala de juegos recién construía y adaptada para él, se negó a arrastrarse por el tubo de acero que conectaba su burbuja con su nueva habitación, por temor a "los gérmenes".

El "niño de la burbuja" y una profunda desesperanza

Tres años y medio después del nacimiento, el Texas Children's Hospital finalmente discutió la ética de mantener a un niño aislado de forma indefinida. El 26 de febrero de 1975, unos 30 profesionales de la salud se reunieron en la sala de conferencias del hospital.

Raphael Wilson, el director científico del proyecto, dio una sinopsis de la historia de David y luego abrió la sesión a las preguntas. La más dura vino del médico Robert Main. "Estás en la etapa de luna de miel para tratarlo ahora", afirmó Main, quien había examinado al chico tiempo atrás. "Un día, se mirará a sí mismo y decidirá que no querrá estar ahí hasta los 15 años", agregó.

En rigor, con el tiempo comenzó a crecer en David una sensación de desesperanza. "Aunque sólo tenía pocos años" -detalló Murphy, su psicóloga- “reconoció su diferencia y temió lo que le deparaba el futuro: opciones limitadas, sentimientos de alienación y una mayor necesidad de ser cortés y complaciente para no revelar su enojo".

David Vetter niño burbuja.jpg
David Vetter, con su traje de la NASA. Fuente: Texas Children

David Vetter, con su traje de la NASA. Fuente: Texas Children's Hospital.

El pequeño pasaba su tiempo mirando televisión y haciendo sus deberes. Según detallaron años más tarde los profesionales que lo asistían, vivía, en general, dentro de sí mismo y a veces demostraba confusión. Ante la noticia, por ejemplo, de que el doctor Wilson había tenido un ataque cardíaco y estaba en cuidados intensivos, embarró excremento en todo el interior de su burbuja.

En esa época, comenzó también a tener pesadillas y sueños recurrentes. En ellos, era atacado por arañas o amenazado por las esposas del “rey de los gérmenes”, que buscaban invadir su habitáculo de plástico.

En este contexto, la NASA desarrolló en 1977 un traje espacial de 50.000 dólares que le permitiría a David salir fuera de la cápsula. El día del estreno, los padres del niño, ingenieros de la NASA, personal del hospital y un equipo de camarógrafos se reunieron para ver su primera aventura en el mundo exterior.

Para ponerse la prenda, David debía arrastrarse por un túnel de dos metros y medio que conectaba el traje con la burbuja. Cada movimiento estaba programado, pero el niño no quería saber nada. Otra vez, el temor a los gérmenes.

Tras negarse en repetidas oportunidades, entró al túnel y, tembloroso, logró colocarse el equipo. Una vez en el traje, descubrió que no estaba tan mal y pudo recorrer el pasillo y otras locaciones. Aunque parecía emocionado, con el tiempo expresó sus temores y el famoso dispositivo quedó en el olvido.

David vetter niño burbuja.jpg
David Vetter, en su preadolescencia. Fuente: Baylor College of Medicine Photo Archives.

David Vetter, en su preadolescencia. Fuente: Baylor College of Medicine Photo Archives.

Los medios solían retratar a David como un niño feliz que progresaba contra su enfermedad. En 1976 se estrenó la película “El chico de la burbuja de plástico”, basada en él. El filme estaba protagonizado por John Travolta y mostraba a un nene que llegaba a la edad adulta y un día decidía abandonar su encierro para salir a caballo con su novia. Algo que nunca sucedería.

En septiembre de 1977, el Houston Post dio detalles del cumpleaños número seis de David. El diario afirmaba: "Un sexto cumpleaños es muy especial para la mayoría de los niños y el de David no será la excepción". El artículo sostenía que el chico continuaba prosperando y desarrollándose "a un ritmo superior al promedio”. La realidad, sin embargo, era menos feliz.

"El verano antes de su octavo cumpleaños marcó el comienzo del fin", contó tiempo después Murphy. “Dolorosamente consciente de ser diferente y no pertenecer a un grupo de compañeros, inevitablemente concluyó: 'Seamos realistas: ¿Qué tengo en común con los niños de mi edad? Nada'", agregó.

Por esos años, David empezó a sufrir furias explosivas y a dibujar llamas gigantes que parecían quemar el hospital y su casa. Para que no quedaran dudas de su enojo, solía apagar los retratos haciendo pis sobre ellos. Además, desarrolló tics faciales y, cuando entró en la pubertad temprana, comenzó a masturbarse frente a enfermeras y maestros.

¿Cómo murió David Vetter, el "niño burbuja"?

Cuando David Vetter, el "niño burbuja", estaba por cumplir 12 años, Ralph Feigin, otro de los doctores a cargo de la investigación, presionó para resolver su situación. Desde su nacimiento, los médicos habían esperado a que su inmunodeficiencia pudiera corregirse con un trasplante de médula ósea.

Alentados por los avances en la materia, David pudo recibir la donación de su hermana mayor, Katherine. El trasplante se fijó, finalmente, para el 21 de octubre de 1983. La intervención fue un éxito y durante un par de semanas los doctores comenzaron a creer que el chico iba a poder salir de forma definitiva de la burbuja.

Todo cambió cuando, después de Navidad, el pequeño comenzó a sufrir de diarrea, fiebre y vómitos. Las pruebas previas a Katherine no habían detectado la presencia de Epstein-Barr, el virus que produce la mononucleosis. Poco después, un estudio reveló que el cuerpo de David estaba plagado de tumores.

David vetter niño burbuja.jpg
David Vetter falleció a los 12 años. Fuente: Baylor College of Medicine Photo Archives.

David Vetter falleció a los 12 años. Fuente: Baylor College of Medicine Photo Archives.

Por primera vez, los médicos sacaron al nene de su cápsula de plástico para poder tratarlo de forma directa, pero su condición empeoraba y él lo sabía. "Esto no está funcionando", le dijo un día a su madre. "Estoy cansado. ¿Por qué no sacamos todos los tubos y me dejamos ir a casa?", agregó.

El 22 de febrero pronunció sus últimas palabras. "Yo también los amo a todos", expresó. Luego se durmió. Su madre le quitó la máscara y lo besó en la mejilla. Minutos más tarde, David fue declarado muerto.