En un mano a mano con La Red Rural (AM 910), Bertoni apuntó contra la idea de únicamente realizar canales de desagüe: “lamentablemente tengo que decir que esa no es la solución, sino que es un poco más amplia y tiene que ser un poco más abarcativa, no sólo en el tipo de obras, sino en la participación. ¿De quiénes? De todos”.
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“Cada vez que hay una inundación y se apunte al Gobierno de turno o a responsabilidades coyunturales, se necesitan algunas obras que permitan el escurrimiento con canales, pero no la cantidad en la que se dice. También tiene que ver otro tipo de obras que son obras de “retención”, explicó.
Para Bertoni dichas obras deben evitar realizarse cerca de puntos sensibles y que agraven el problema, sino en sitios pensados para ello. “Correrla un poco y que se acumule en algunas partes”, explicó.
Y apeló a la historia: “Hace 138 años Florentino Ameghino escribió su libro “Las secas y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires: obras de retención y no de desagüe”. Él decía con mucho criterio que ambas constituyen un mismo problema, y sólo pensar en cómo resolver las inundaciones sin pensar en la sequía no resuelve esos problemas”.
“Es decir: no hay agua de sobra, y entonces ¿por qué vamos a desaguar? ¿Por qué vamos a tirar tanta agua dulce al océano? De aquí a un tiempito vamos a estar reclamando la falta de agua como consecuencia inmediata de un desagüe ilimitado”, expresó Bertoni.
Los productores agropecuarios: parte de la solución
Desde el INA apuntaron que internacionalmente se contempla el trabajo conjunto entre los dos tipos de obras, las de escurrimiento por un lado, pero también las de retención de agua. Pero que también el trabajo de los productores pasa a ser parte del plan.
“Tranqueras adentro es muy importante el trabajo con los productores, porque el tipo de cultivo y preparar suelo es fundamental”, explicó.
“Los suelos son “platos soperos”, entonces uno tiene que preparar el cultivo para ese tipo de cuestión: para “bajar” hay cultivos que consumen más agua y que bajan las napas freáticas”, apuntó y agregó que la acumulación de agua de manera controlada en los campos “y con un drenaje más lento pero permanente, los problemas estarían mucho más minimizados”.
“Son muy importantes las obras en la cuenca del río Salado, pero el problema de partidos como Pehuajó o Carlos Casares no depende de esos avances. Es una cuestión mucho más local. Lo otro está a 150 kilómetros hacia aguas abajo. Es ilógico pensar que por un avance en el río Salado se va a solucionar el problema de Pehuajó de Casares”, resumió Bertoni.
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El trabajo con los productores
En el INA entienden que es fundamental la coordinación con los productores agropecuarios y entidades del agro en pos del “control de escurrimiento”. Como la gestión del agua en Argentina posee un carácter federal, ya que son las provincias las responsables del manejo del agua en sus territorios, la función del INA como “organismo rector” en la materia es colaborar con ellas en la difusión de conceptos y en la puesta en práctica de “nuevas técnicas”.
Como por ejemplo el uso de los cultivos indicados para cada momento y el desarrollo de pasturas para la ganadería.
Según le expresaron a A24.com Agro, la sintonía con las provincias y Nación está a la orden del día. Hay casos en los que se logra una mayor interacción: es el caso de Córdoba, donde las autoridades locales y los técnicos del agua encontraron buenos resultados y una dinámica fluida de trabajo.
En otras jurisdicciones dicha dinámica no es mala, pero aún está en vías de mejoras. Los especialistas destacan los aportes del INTA y también el Ministerio de Agricultura de la Nación. Incluso remarcaron que sitios como Buenos Aires elevaron en los últimos tiempos las consultas al organismo.
Una de las fuentes consultadas, sin embargo, entendió que “de todos modos, aún resta mucho para lograr el nivel de interacción y de concientización junto a los productores que se considera recomendable”.