Emocionante

Una acción de Bielsa que solo Bielsa puede hacer

Hugo Balassone
por Hugo Balassone |
Una acción de Bielsa que solo Bielsa puede hacer

Todavía se debate en el fútbol argentino la conducta de Marcelo Bielsa el último domingo, imponiéndole a sus jugadores que concedan un gol a su rival por haberse aprovechado su equipo, el Leeds, de una situación ventajosa para marcar un tanto. 

Esta situación del juego si no es cortada por el árbitro cuando hay un futbolista caído puede devenir en un desarrollo posterior escandaloso, donde hay un equipo que quiere evidenciar la inferioridad de condiciones y se detiene, y otro que lejos de dejar de jugar, prosigue la jugada hasta llegar al gol. 

Este proceder de Bielsa no hace otra cosa que describirlo. Pocos personajes del deporte que se conozca en la Argentina guardan tanta relación entre lo que profesan y desarrollan. Su umbral de valores para recorrer esta actividad va de la mano con el gesto que tuvo. Y hay muchas muestras a lo largo de su camino que acreditan esta actitud, un ejemplo es aquel enojo con sus jugadores cuando dirigía al seleccionado argentino luego de un empate neutro frente a Uruguay pactado implícitamente dentro de la cancha.  

Esta decisión ha tenido una infinidad de interpretaciones, desde que el Loco actuó condicionado por el reclamo del entrenador rival, que lo hizo porque su equipo ya no tenía verdaderas chances de ascender directamente (ahora el Leeds disputará el reducido para conseguir subir a la Premier League), hasta que lo marcó haber mandado a espiar rivales. Todos los dobleces que intentemos buscarle serán dinamitados por la contundencia del gesto. 

La otra lectura de los hechos, proyectándolo al nivel de histeria con la que vivimos el fútbol en Argentina, es que esta conducta pudo adoptarla en una cultura futbolera que condena la simulación y la trampa. Y está claro que nuestra sociedad futbolera no soportaría un gesto de este tipo. Sería visto como un gesto tribunero o que rompe con una regla sagrada del juego que es no dejarte hacer un gol. 

Los que destacamos esta conducta honrada de Bielsa no podríamos asegurar tener el mismo comportamiento en su lugar. Ni siquiera aquellos entrenadores en nuestro fútbol con alto nivel de decencia serían capaces de tener una actitud similar. Y no es porque sean menos éticos sino porque conforman un ecosistema que condena a aquel que no supo tener picardía para sacar ventaja. 

Será también imposible para tomar postura sobre esta situación tan atípica quitarse los prejuicios sobre Bielsa. Un personaje que genera controversias estéticas y también éticas. Sobre sus formas habrá mucho que discutir más allá de las convicciones con las que ha transitado su profesión. Ya en cuestiones de principios, si queremos juzgarlo, será más un problema nuestro.