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Bueno hasta para amar: la increíble historia sobre cómo Rakitic conquistó a su esposa

Bueno hasta para amar: la increíble historia sobre cómo Rakitic conquistó a su esposa
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Ivan Rakitic publicó ayer una romántica foto junto a su esposa que está llegando al millón de likes en Instagram. Es un beso de película en un marco inmejorable: una multitud de croatas celebrando en Zagreb la mejor de las actuaciones de su selección de fútbol en una Copa del Mundo. Pero la imagen también habilita a contar la historia de amor entre el mediocampista del Barcelona y Raquel Mauri. Un relato que bien podría ser algún día convertirse en un largometraje.

“Tengo una historia para Hollywood. Es una comedia romántica. Pero es de verdad. Empieza con un tío croata entrando a un bar…

Fue el año 2011. Yo tenía 21 años. Llegué a España muy tarde –como a las 10 de la noche. Había estado jugando para Schalke en Alemania los 4 años pasados, y Sevilla estaba al punto de ficharme al día siguiente. Solo me quedaban hacer las pruebas médicas y firmar el contrato.

Mi hermano mayor viajaba conmigo, y cuando llegamos al hotel cenamos con gente del club. Por alguna razón, estaba con nervios después de cenar, y sabía que no podría dormir. Entonces, le dije a mi hermano, ‘Tomamos una copa y después ya iremos a dormir’.

Estas palabras me cambiaron la vida.

Porque la mujer que esa noche trabajaba en la barra era …  vaya, ¡de otro mundo! Ésta es la parte de la película cuando todo va en cámara lenta, ¿sabes? Ella era tan hermosa.

Pero no podía decirle nada más que ‘hola’ porque no sabía nada de castellano. Hablaba alemán, inglés, italiano, francés y serbocroata, pero nada de español. Fue terrible.

Entonces, mi hermano y yo estábamos allí sentados, charlando, cuando alguien de otro club europeo importante llamó a mi hermano por teléfono. Dijeron que se habían enterado de que estábamos en Sevilla, y querían mandar un avión a recogernos para que yo fichara con ellos en vez de con el Sevilla.

En ese momento aún no había acuerdo oficial con el Sevilla. Fue un paso grande para mí irme a España y asumir un gran riesgo. Nuevo país, nuevo idioma…no conocía a nadie allí. El club que quería mandar el avión para buscarme… digamos que me proponía un cambio más fácil para mí.

Entonces, mi hermano me preguntó ‘¿qué quieres hacer?’ y yo le dije, ‘pues, le he prometido al presidente del Sevilla que me iría allá, y mi palabra vale más que mi firma’.

Y él dijo, ‘bueno, se los diré’.

Después yo señalé hacia la barra y le dije, '¿ves a nuestra camarera? Yo voy a jugar aquí para el Sevilla, y me voy a casar con esta mujer'.

Mi hermano estaba riéndose. Me dijo, 'vale, como tú digas'. Pensaba que yo bromeaba.

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Al día siguiente, firmé el contrato con el Sevilla, y viví en ese hotel durante tres meses, mientras buscaba una casa. Cada mañana me acercaba al bar a tomar café o Fanta para ver a la hermosa camarera.

Sólo sabía su nombre: Raquel. Ella no hablaba nada de inglés, y yo nada de español. Así que cada día… 'Buenos días, Raquel. Un café y un Fanta naranja'.

No sé cómo explicarlo. A veces, conoces a alguien y te sientes distinto. Cada vez que la veía … explotaba una bomba dentro de mí. Semana tras semana, empecé a aprender unas palabras españolas. ¡¡¡Sí!!!! … me costaba, usaba mucho mis manos para explicarle a Raquel lo que le quería decir.

Ella lo encontró divertido. Fue en plan: 'Yo, Jane. Tu Tarzán'.

¡Tomé grandes y ridículas cantidades de café!

Probablemente le pedí salir conmigo unas 20 o 30 veces.

Nunca me dijo “no,” pero siempre tenía alguna excusa como que tenía que trabajar y después a dormir. Después de 3 meses, me trasladé a mi casa, y me acuerdo que me sentía muy triste porque pensaba que tal vez esto había acabado. Pero no lo dejé. ¡Todavía conducía al hotel para tomar mi café de siempre!

Si ella no estaba trabajando, me daba la vuelta enseguida para ir a otro sitio. Si estaba allí, pues eso me alegraba por completo el día.

En ese momento, mi español estaba mejorando, y podíamos hablar un poco más. Yo me esforcé en mirar la televisión española y escuchar la radio española en todo momento. Creo que tengo suerte porque, por alguna razón, la gente de los Balcanes suele tener un talento para aprender los idiomas.

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Un día, finalmente, Raquel me explicó por qué no saldría conmigo. Me dijo, 'eres futbolista. Puedes moverte a cualquier país el año que viene. Lo siento, pero no'.

Ya sabes, no soy el tío más grande del mundo. Así que pensaba, ‘¡tal vez piensa que no soy muy bueno y el Sevilla me vende el próximo verano!’

Una gran parte de mi motivación fue encajar con el equipo y conseguir que esa chica cenara conmigo.

Literalmente, me tomó 7 meses. Llegué el 27 de enero. El 20 de agosto recibí un mensaje de texto, ‘¡Ella está aquí en el bar tomando algo con su hermana, no está trabajando!’

Llegados a este punto, casi todos del pueblo conocían mi historia, y alguien que estaba en el bar y me mandó ese mensaje (me niego nombrar a mi cómplice).

Llamé a un amigo y fuimos directamente al hotel, y me senté justo al lado de Raquel. Le dije, ‘Pues, no estás trabajando. Al final tienes tiempo para cenar conmigo’.

Ella estaba sorprendida. Dijo que no sabía, tal vez…

Le dije, ‘No. No me voy. Sé que estás con tu hermana y todo, pero tenemos que empezar ya. Vámonos. Todos’.

Y entonces, todos salimos juntos. Al día siguiente, nos encontramos para comer, y desde entonces hemos estado juntos. Seis años después, y ahora con dos hijas preciosas. Eso fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Fue más duro que ganar la Liga de Campeones…y casi la misma duración”