Dentro del cuerpo de una publicación, la introducción es el primer contacto del texto con el lector. Hacer una entrada al escrito que sea atractiva e invite a la lectura, no es fácil, pero tampoco imposible.
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Dentro del cuerpo de una publicación, la introducción es el primer contacto del texto con el lector. Hacer una entrada al escrito que sea atractiva e invite a la lectura, no es fácil, pero tampoco imposible.
Si lo primero que nos preguntamos es “qué es una introducción”, lo más probable es que encontremos una definición similar a la siguiente: "Es donde se escribe el tema del documento y se ofrece un breve resumen de lo que el lector podrá encontrar en las siguientes líneas". En la introducción también pueden aparecer algunos antecedentes que sean oportunos para el asunto en cuestión. En simples palabras sobre “cómo hacer una introducción”, el lector debería poder hacerse una idea de lo que vendrá a continuación.
A la hora de escribir una introducción, no es lo mismo hacerlo en una monografía para la facultad, un trabajo práctico para la escuela, una presentación para el trabajo o una carta para un amigo. Por supuesto que el vocabulario utilizado en cualquiera de ellas, se verá modificado notablemente. Sin embargo, esto no significa que no tengan que tener un gancho que permita al lector estar atrapado en la lectura. Es por eso que veremos algunos consejos sobre "cómo hacer una introducción".
La entrada a un texto es la posibilidad del lector de poder enterarse sobre cuál es el perfil del redactor, el tono empleado, el mensaje y, sobre todo, si le interesará lo que pronto podrá leer en los siguientes párrafos. Para esto, destacaremos ocho cuestiones a mirar, antes de escribir una introducción para un texto (sin importar su índole).
Sin dudas, lo que no puede faltar en la introducción es la respuesta a algunas de las 5W del periodismo (qué y quién, cuándo, cómo, dónde y por qué). Estas preguntas permitirán orientar al lector en el texto. A su vez, estas las podremos usar como gancho para que la persona continúe leyendo. El tema tendrá que ser claro. Antes de escribir, el autor de la publicación tendrá que estar informado sobre lo que llevará al papel. Para esto, uno de los consejos que se recomienda usualmente es hacer un boceto que luego se pasará en limpio. Esto último dará mayor organización y la posibilidad de ser más claros, sin perder el estilo de escritura.
Otro de los puntos a tener en cuenta será para quién vamos a escribir. Dependiendo de quiénes serán los lectores, es el vocabulario que deberemos utilizar. No es lo mismo escribir un trabajo práctico para que sea leído por el profesor de turno, que una carta a un amigo o unas palabras de amor a alguna persona cercana. Las palabras utilizadas para textos más sofisticados es probable que sean más técnicas, mientras que los escritos más amigables sean con términos más cotidianos. Un aviso más que conveniente: no importa a quién esté dirigida, se debe revisar la ortografía, ya que esto le dará un aspecto demasiado informal y poco creíble.
Una de las singularidades de mayor consideración es que la introducción sea breve, pero llamativa. En el primer párrafo, el escritor debe dejar al lector con más ganas de leer. Si nuestro artículo tiene más de mil palabras, lo recomendable es que la entrada no tenga más de doscientas palabras. De esta manera, podrán escribir de forma resumida sobre qué tratará el texto.
Para quienes conozcan los principios básicos del marketing seguramente esta palabra les parecerá familiar: USP (Unique Selling Proposition). Otra sugerencia sobre "cómo hacer una introducción" es realizar una USP. ¿Cuál es la idea de esto? La posibilidad de sintetizar en una frase del artículo lo que se le presentará al lector. Debe ser sencilla y directa. Asimismo, el autor del texto debe poder ir "de lo general a lo particular". En el periodismo, esta técnica se llama "la pirámide invertida": consiste en formular el tema principal de la entrada con sus preguntas más importantes y luego desarrollarlo a través de los siguientes párrafos, hasta darle un cierre final.
Si vamos a escribir para un público acostumbrado a leer informes con mucha interacción, es probable que tengamos que tener a mano algunas imágenes o videos relacionados a lo que estamos escribiendo para captar aún más la atención del usuario. Una infografía u otro contenido audiovisual nos puede cambiar el engagement con el público. Y por último, aunque no viene mal decirlo, "ser sincero". No vale la pena escribir o decir cosas que no van a aparecer reflejadas en el texto. En Internet, es lo que se llama "clickbait": cuando aparece un título engañoso. Bueno, en las introducciones no pueden aparecer oraciones que luego no serán respaldadas con información, con datos, con fechas u opiniones de personas especializadas en el tema. Por ejemplo: si escribimos un trabajo práctico sobre la Primera Guerra Mundial y nombramos a algún autor en la introducción, luego tendrá que aparecer reflejado qué decía o qué pensaba ese pensador.